El seppuku, el suicidio ritual de Japón
El suicidio sigue siendo un tabú en occidente. Es un acto que, según los ojos que miran, resulta cobarde o valiente, casi siempre atroz. Para la cultura asiática, concretamente la japonesa, el seppuku es el arte del suicidio y dignifica a la persona que pretende poner fin a su vida.
Hoy vamos a romper con el prejuicio occidental, adentrándonos en la historia del suicidio como un acto de sublimación moral, estética y espiritual en Japón. Para ello, recurriremos al volumen imprescindible de Maurice Pinguet “Muerte voluntaria en Japón”.
Catón El Viejo, exponente occidental del seppuku
El seppuku tiene a sus mejores exponentes en Asia… ¿O quizá no?
Resulta que la muerte voluntaria en occidente también existió, y pasó a la Historia a través del máximo exponente occidental: Catón El Viejo.
Del suicidio de Catón, Séneca dice que “Júpiter no concebía nada más bello sobre la tierra”. Marco Porcio Catón, más conocido como Catón el Viejo (234 a.C) fue un filósofo, escritor y político romano que decidió acabar con su vida en contra de la voluntad de sus familiares y amigos, quienes sospechaban de sus intenciones.
Recostado sobre su cama, retomó intermitentemente la lectura del Fedón de Platón. Pero cuando Brutas irrumpió en la apacible escena, Catón desenvainó su espada para clavársela a sí mismo por debajo del estómago. Cuando sus familiares entraron acompañados de un médico, éste intentó devolver las entrañas esparcidas al cuerpo de Catón, provocando la ira del moribundo. Catón, sintiéndose coartado en su libertad, se arrancó virulentamente las vísceras del estómago hasta morir desangrado.
Del harakiri de Catón aprendemos dos cosas, por difíciles que parezcan: una, que no se puede actuar en contra de la voluntad de alguien sobre su propia vida; dos, que la necesidad del código ritualizado que contempla el seppuku responde a una necesidad ética, no morbosa.
Ahora bien, el seppuku no era cometido por cualquier tipo de personas en Japón, sino por una clase social muy especial: los samuráis.
El seppuku como rito de purificación
Es normal que el ritual de muerte por desentrañamiento nos cause conmoción. Estamos más acostumbrados a prolongar la vida de las personas que asistir a su final. Nos incomoda especialmente si este final es violento; pero para los samuráis, el seppuku era parte del código Bushido y un rito de purificación.
El Bushido es un código ético de conducta que los samuráis debían seguir estrictamente, llamado “el camino del guerrero”. La historia de los samuráis se remonta a la época antigua de la Era Kofun (250-530) cuando la clase aristocrática estaba constituida por caballeros haniwa que eran enterrados en grandes túmulos.
Su existencia se consolidó en el tiempo, extendiéndose como una clase social al servicio de los señores feudales (daimyos y shogunes) hasta bien entrado el siglo XIX. Sin embargo, más que su recorrido histórico, lo que aquí nos interesa es su relación con la religión japonesa y las formas en las que se manifiesta:
Para el shinto la muerte es algo repulsivo, ya que acarrea sangre, vísceras, putrefacción y falta de pureza, y le interesa más la vida que la muerte. Así que le entrega la tarea de cuidar el tránsito de la muerte al budismo, una religión ascética que introduce ideas como las de la retribución, reencarnación e infierno.
Pero para el Bushido, el sacrificio del seppuku supone una interiorización sublime, una depuración espiritual.
Toda violencia es reabsorbida en la decisión de morir -Filosofía del seppuku
El rito de purificación final que suscita admiración y sublimidad, oponiéndose a la piedad y el patetismo de la muerte por crucifixión de Cristo.
Componentes del ritual
Una escena memorable del ritual del seppuku la encontramos en La leyenda del samurái: 47 ronin. Es un largometraje dirigido por Carl Erik Rinsch en 2013 que nos muestra acertadamente los aspectos más troncales del ritual del seppuku:
- La necesidad de reparación a causa de un deshonor o incumplimiento moral: el seppuku demuestra que se tiene un corazón puro (Makoto no kokoro) y una intención recta ante la vida. El suicidio supone abnegación y la última responsabilidad de la cual hacerse cargo.
- El simbolismo del color blanco: en contra de lo que popularmente se cree, el color blanco no simboliza la muerte per sé, sino la purificación. El samurái que va a cometer el seppuku se viste con un kimono blanco, predispuesto a limpiar las impurezas de su vida al cometer una muerte voluntaria. Posteriormente es enterrado con él, de ahí la asociación de los cadáveres y la muerte con el color blanco.
- Los utensilios del seppuku: algunos elementos que forman parte de la ceremonia del seppuku son el sake (licor de arroz), el yuigon (poema de despedida), el kimono blanco y el tanto (daga mediana). El escenario es sobrio.
- La asistencia al seppuku: tradicionalmete, el samurái estaba acompañado de un asistente, el kaishaku, una persona de confianza del samurái que le ayudaría a culminar el proceso ceremonial decapitándole antes de prolongar más su agonía.
- El desentrañamiento: la incisión se realiza por debajo del abdomen y de izquierda a derecha y de abajo arriba, cortando hasta el esternón.
- El honor queda reparado: una vez se había cometido el seppuku, el honor quedaba reparado y no había cargos a pagar.
Conclusión
Cabe decir que no todos los samuráis llegaban a consumar el seppuku, sino que muchas veces eran decapitados antes de que esto sucediese.
A modo de conclusión, podemos decir que es totalmente respetable que haya quien vea o no una cierta artisticidad en el ritual del seppuku, pero no estamos aquí para juzgarlo, sino para entenderlo como un hecho cultural. Para el samurái, era una forma de ultimar su vida con honor y valentía, muriendo con estoicismo y diligencia, en la línea de la disciplina que requiere una de las religiones más practicadas por los samuráis: el budismo zen.
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