Castillo de los duques de Frías
Amamos el Turismo Cultural. El pasado 13 de noviembre visitamos el impresionante castillo de los duques de Frías en Burgos, uno de los más espectaculares de Castilla y León (España). Conocido también como «castillo de los Velasco«, esta fortaleza se erige sobre el peñasco de La Muela, en torno al cual se extiende la ciudad de Frías.
Un castillo roquero
No, no es que a los de Frías les guste este tipo de música: es que su castillo se alza sobre una enorme roca escarpada. Tiene una posición privilegiada desde la cual controla todo el valle de Tobalina y el paso de río Ebro. De hecho, lo primero que nos llamó la atención al acercarnos al entramado urbano no fue el castillo, sino el puente fortificado situado a sus pies.
Partes del castillo
Sabemos que la roca ha tenido a lo largo de su historia varios desprendimientos, por eso la estructura del castillo está un poco alterada. Sin embargo, aún se conservan en buen estado algunas de sus partes.
El castillo presenta grandes resquicios de su antiguo sistema defensivo: gruesos muros con almenas, un foso, un adarve,
Puerta de acceso: como todo buen castillo, cuenta con un foso que tendrás que atravesar para dar con la antepuerta con una clara función defensiva.
Patio de armas: después de pasear por el adarve o paseo de ronda, accedemos al patio de armas por la puerta norte del castillo, que se abre ante nosotros bajo una torre. Tiene planta cuadrangular y en su centro conserva un aljibe (depósito para conservar el agua bajo tierra). Nos llamó la atención que el muro del lado sur conserva aún ventanales con adornos de capiteles románicos que datan del siglo XII y XIII. Son unos capiteles muy especiales, llamados «historiados» que presentan figuras de caballeros y criaturas mitológicas, así como diseños geométricos y fondos con motivos vegetales.
La Torre del Homenaje: a pesar de varios derrumbamientos (incluso con víctimas mortales en 1830 durante la invasión napoleónica), es el elemento estrella del castillo de Frías. Esta parte se eleva de forma independiente respecto al resto y es muy llamativa. Su planta es poligonal y está construida en mampostería. Lo más curioso es que esta torre se une al castillo gracias a una escalera que, si tienes vértigo, no te la recomendamos, porque es muy estrecha.
Iglesia de San Vicente
Es la parroquia del pueblo, situada al otro extremo de la torre del homenaje. Tiene un pórtico románico y, aunque no pudimos acceder a su interior, nos hemos enterado de que posee un precioso retablo del siglo XVI de Juan de Borgoña (pintor renacentista) y sepulcros de estilo plateresco. Ojalá podamos volver pronto para visitarlos.
Ermita de Nuestra Señora de la Hoz
Muy cerca del castillo de Frías, en un enclave privilegiado, se encuentra la Ermita de Nuestra Señora de la Hoz, nuestra primera parada, en realidad.
El edificio está realizado con piedra de toba, igual que la que mora en el valle que la rodea, y en la Edad Media esta ermita sirvió de hospedería para los peregrinos del Camino de Santiago. Si visitas Frías, tienes que hacer una parada obligatoria en esta iglesia balconada y maravillarte con las formaciones rocosas que la rodean.
Muy próximas a la ermita encontrarás las famosas «Cascadas de Tobera«, a las que accederás por el Paseo del Molinar, cuyo nombre nos da pistas de que se sitúa en los márgenes del río Molinar. Se encuentran señalizadas, así que no hay ningún problema para reconocerlas. Todo el conjunto se encuentra en la comarca de Las Merindades, la cual está plagada de rutas de senderismo.
Si te gustan los rincones mágicos y te sientes atraído o atraída por los castillos y sus ecos medievales, entonces el Castillo de Frías es tu próximo destino.
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