Menorca talayótica: paseo por la Prehistoria (I)
Este 2021 hemos tenido la suerte de seguir viajando y conociendo más cultura de nuestro país. Esta vez, nos hemos ido algo más cerca, a las Islas Baleares, donde hemos descubierto una cultura prehistórica que nos apasiona: la de la Menorca Talayótica.
La cultura talayótica
La cultura talayótica se extiende a lo largo y ancho de las Islas Baleares (Mallorca y Menorca), también conocidas como “Islas Gimnesias” por los griegos, e “Islas Balearides” por los fenicios.
Los yacimientos destacan especialmente en Menorca, comunidad candidata a Patrimonio Mundial, ya que es el territorio que más densidad tiene por superficie. Esta isla posee yacimientos prehistóricos de una calidad extraordinaria que conforman un testimonio vivo de una cultura prehistórica excepcional.
La periodización de la cultura talayótica abarca un abanico temporal muy amplio sobre el que todavía hay debate:
Podríamos decir que la cultura pre-talayótica comienza entorno al 1.600 a.C, con las construcciones ciclópeas, mientras que la cultura talayótica se desarrolla plenamente sobre el 800 a.C de la mano de gentes foráneas que irrumpen en la isla hasta el 123 a.C, cuando comienza la romanización insular.
Una arquitectura única
Dentro de los vestigios que conservamos actualmente, destaca la mencionada arquitectura ciclópea, repartida por toda la isla de Menorca.
Dicha arquitectura está integrada en el paisaje de forma armoniosa, y posee tipologías únicas en el mundo: las navetas funerarias, las casas circulares y los santuarios de taula.
Las navetas son sepulcros exclusivos de Menorca. Pueden ser estructuras circulares o alargadas, tener uno o dos pisos y variar en tamaño. Su contexto histórico se enmarca dentro de la Edad de Bronce menorquina, entre el 1.400 y el 850 a.C. Los menorquines de aquella época no sólo enterraban a sus muertos en estas navetas, sino que también lo hacían en hipogeos, que eran tumbas excavadas en paredes naturales de piedra. También recurrían a cuevas naturales selladas en sus entradas con grandes bloques de piedra.
Durante este periodo, Menorca estaba habitada por pequeñas comunidades de granjas dispersas, provistas con casas circulares de grandes muros de piedra y techumbres sostenidas por vigas de madera. Las granjas constaban de un hogar, una zona de almacenamiento y una zona de descanso.
Durante la fase final de la Edad de Bronce, las pequeñas comunidades empezaron a girar entorno a un edificio con una tipología nueva: el talayot, una especie de torreta circular de piedra con fines defensivos.
Los Santuarios de Taula
Pertenecientes al talayótico final (500 a.C- I a.C), los santuarios de Taula son un riquísimo testimonio de las prácticas religiosas de los últimos siglos de la prehistoria en Menorca.
La taula es una gran pilastra de piedra en forma de T, que se levanta en el centro de un edificio con planta en forma de herradura, muros de piedra y una puerta de acceso.
Se ubican en el centro de los grandes poblados de este periodo, con un volumen mayor que las comunidades de la Edad de Bronce. El talayótico final fue un momento en el que la sociedad insular empezaba a ordenarse en una jerarquía más marcada, y a comerciar con las potencias circundantes.
En el interior de los santuarios de Taula suelen hallarse restos de cenizas, corderos y cabritos sacrificados tras ser cocinados al fuego. También se han encontrado ánforas rotas, para el transporte del vino, y fragmentos de vasos de cerámica indígena y púnica.
Quizá fueran lugares a cielo abierto donde se realizaban sacrificios rituales y banquetes dedicados a la divinidad, quien muy posiblemente era simbolizada a través de la Taula.
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