¿Por qué es importante la mitología?
El mito es una narrativa que procede del origen de los tiempos y que tiene una lectura atemporal. Hoy abordaremos en qué consiste concretamente la mitología clásica, qué es el mito según la Historia de la Religión y haremos algunas reflexiones.
La mitología clásica
Del griego mythos, el mito se define según la RAE como:
Una narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico”. También se designa como una “historia ficticia o personaje literario/artístico que encarna algún aspecto universal de la condición humana
Según esta definición, un mito y una leyenda no difieren demasiado, ya que la leyenda es un relato de héroes, heroínas y personajes virtuosos y notables que realizan actos venerables que los llevan a la glorificación.
Por otro lado, un mito es una narración que responde a un orden anterior al orden del mundo actual; su finalidad no es explicar una particularidad local o regional, sino una ley orgánica de la naturaleza de las cosas.
Cuando hablamos de mitología clásica estamos haciendo referencia específicamente al conjunto de narraciones e historias de la antigüedad grecorromana, que abarca desde los orígenes del pueblo griego en la época minoica hasta el final del Imperio Romano.
Su finalidad es eminentemente práctica, ya que pretende explicar un fenómeno natural o fuerza del universo sirviéndose de un relato simbólico. En él operan agentes divinos, héroes, criaturas sobrenaturales y humanos.
Se diferencia del cuento popular en que, al contrario que éste, el mito sí tiene personajes humanos determinados y bien trazados. Y estos personajes poseen cualidades que son importantes para el devenir de la historia, como lo es por ejemplo la lucidez en cuanto a estrategia bélica de la diosa Atenea.
El mito según Mircea Eliade
Los mitos residen en la literatura clásica de Homero, Hesíodo, Plutarco o Pausanias, entre otros eruditos de la Antigüedad.
Son una gran masa de relatos fabulosos que ha sido ampliamente comentada por autores como Strauss, Jung, Petazzoni o Mircea Eliade, entre muchos otros. Estos autores proceden de diversas disciplinas: Sociología, Psicología, Historia, Filosofía, etcétera.
En “El mito del eterno retorno”, una de las obras de cabecera de Mircea Eliade, este lo explica de la siguiente forma:
El mito cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los comienzos
Cuando Eliade habla de una historia sagrada, está conectando inevitablemente mito y religión. Nos pone en contacto con una idea de trascendencia (lo sagrado) que según Eliade es la “esencia de lo religioso”, tal y como expresa en su obra “Lo sagrado y lo profano”.
Por tanto, para entender las manifestaciones religiosas, habría que prestar atención al ámbito de lo sagrado en todas ellas.
El ámbito de lo sagrado
De nuevo, «lo sagrado» es una abstracción que se resiste a ser definida unánimemente:
Para Eliade, lo sagrado no se podía reducir a una definición positiva, categórica. Más bien, si la Historia de la Religión es un cúmulo de hierofanías (momentos de manifestación de lo sagrado) entonces:
En definitiva, lo sagrado es lo que las personas quieren que sea: una danza, un objeto concreto, un animal, una imagen, una persona, un rito. He aquí la complejidad fenomenológica de esta dimensión inherente a la naturaleza humana.
Reflexiones en torno a la mitología
La mitología dominado la arquitectura, escultura y pintura, residen en las producciones plásticas y enriquecen el panorama artístico.
Una definición bella en torno al mito consistiría en definir a éste como «algo que nunca ha sido pero que siempre es”. Una narración literaria plasmada en diferentes géneros artísticos que nos da información sobre las sociedades más arcaicas y sus componentes culturales.
El valor del mito habita en su carácter insólito, primordial, antiguo y en el misterio tremens que representa. Así que lo que en un principio es inexplicable o fuera de lo ordinario, corre la suerte de revestirse del manto de lo sagrado y ser un “hecho mítico”.
Un ejemplo de ello es la famosa Teogonía de Hesíodo, que data del siglo VII a.C. Esta obra cuenta, en tono coloquial, el origen de los dioses griegos a modo de personificaciones fenoménicas descritas por las Musas Heliconiadas al poeta.
Entre sus cantos, es muy revelador el fragmento en el que estas hijas de Zeus Panhellenios le describen como jerarca de los dioses. Pero también como padre de la humanidad:
Luego, en honor a Zeus, padre de los Dioses y de los hombres, comienzan y acaban de nuevo su canto diciendo que es el más fuerte de los Dioses y el más poderoso. Por último, canta a la raza de los hombres y de los gigantes robustos, y regocijan el alma de Zeus, en el Olimpo, las musas Olímpicas, hijas de Zeus tempestuoso.»
La Teogonía, como otros textos que conforman la literatura mítica, está compuesta a partir de relatos preexistentes recogidos por la tradición oral.
Estos relatos vertebran la estructura de creencias y valores morales de la Antigüedad que continúan teniendo un impacto en la actualidad. Por ejemplo, en el ámbito cultural, la inspiración artística, la herencia literaria, la estética musical, los videojuegos e incluso la publicidad.
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