Japón sintoísta: el templo de Fushimi Inari Taisha
Japón es un país fascinante. Todos los amantes de su cultura lo sabemos. Pero quizá el Japón más fascinante de todos es el Japón sintoísta. Hoy os hablamos de nuestra visita al icónico templo sintoísta de Fushimi Inari Taisha para desvelar su simbolismo espiritual.
El sintoísmo de santuario
En el libro «Sintoísmo: la vía de los kami» el catedrático de sintoísmo Sokyo Ono habla de las distintas tipologías de sintoísmo existentes. el sintoísmo popular, doméstico, sectario, imperial, estatal y de santuario.
En este artículo, nos interesa rescatar concretamente el sintoísmo de santuario (jinja shintō), el sintoísmo más antiguo de todos.
El sintoísmo de santuario se basa en la fe a los Kami y la construcción de templos para su culto. Se llevan construyendo desde la Antigüedad, y actualmente hay una cantidad de 80.000 santuarios en activo.
Hablar del sintoísmo de santuario es mencionar lugares como Fushimi Inari Taisha, pero también del Gran Santuario de Ise, un enclave único en el país.
El Gran Santuario de Ise
El Gran Santuario de Ise está consagrado al kami solar Amaterasu-o-mikami, antigua guardiana del clan de Yamato de donde se dice que proviene la Familia Imperial japonesa. El santuario de Ise se convirtió en protector de toda la nación y es el vértice de todos los lugares de culto, incluido Fushimi Inari Taisha.
La veneración que los visitantes expresan en Ise lugar es mucho más que la adoración de los kami; es la máxima expresión de respeto por la figura del tennō y la conciencia histórica del pueblo japonés.
Los ritos de purificación o harae
Una de las piedras angulares de la espiritualidad japonesa y, particularmente del sintoísmo de santuario, es la importancia de la purificación, conocida como «harae«.
Su propósito es el de limpiar cualquier contaminación interna, injusticia, maldad y odio que dificultan la vida.
La purificación puede realizarse con la ayuda de un sacerdote sintoísta o sin ella, y consiste en aclararse las manos y la boca con agua, un acto que se traduce como temizu (manos y agua).
La purificación también puede ser a través de un baño, llamado misogi, y la ceremonia mediante la cual se purifica la nación japonesa y el mundo entero es el Oharai (gran purificación).
El sintoísmo tiene una particular aversión hacia todo lo que es corrupto, física, moral y espiritualmente.
Los practicantes del shintō se esmeran a menudo en realizar los ritos necesarios en la entrada de los templos y antes de realizar cualquier cuestión importante para la vida.
Los símbolos de purificación que acompañan a menudo las ceremonias son las varas de bambú colgantes, los brotes del árbol de sakaki y las cuerdas confeccionadas a partir de fibras de arroz con tiras de papel o lino que decoran árboles, rocas y fachadas.
Experiencia de Fushimi Inari Taisha
Historia
Fushimi Inari Taisha cuenta con más de diez mil torii consecutivos. Ha sido el escenario de películas tan memorables como Memorias de una Geisha y actualmente es uno de los lugares turísticos más visitados de Japón.
El kami Inari, un kitsune o zorro al que se le dedica el complejo arquitectónico, se trata de una entidad protectora de los campos, la agricultura y las cosechas que conforman un pilar fundamental para la vida en Japón.
Los kami relacionados con la naturaleza adoptan usualmente la forma de animales arquetípicos como el zorro, el jabalí, la tortuga, la paloma, la comadreja, etcétera.
Los torii
Por otra parte, detenernos en el rico simbolismo de los torii es casi obligatorio. A menudo puede verse la presencia de uno o más torii en las entradas de los santuarios a modo de arco que señala, en principio, el final del mundo terrenal y el comienzo del mundo de los kami.
La palabra torii significa “descanso para pájaros” y su origen sigue siendo un misterio. En el Japón antiguo, era una puerta de uso común que con el tiempo se fue limitando al ámbito de los santuarios, mausoleos imperiales y determinadas tumbas.
Cuando vemos un torii dentro de un recinto budista es porque hay un santuario sintoísta muy próximo.
Thomas P. Kasulis dota al torii de un significado más profundo, a partir de un concepto «virtual» del sintoísmo:
Los torii no separan el mundo profano del sagrado, ya que esta división no forma parte de la cultura japonesa. Actúan como una “entrada holográfica” que activa en la percepción del individuo una consciencia del mundo de los kami.
En ese momento, la persona recuerda su relación intrínseca con la naturaleza y el mundo entero, y entonces se cuida de recorrer introspectivamente el camino de los kami, que puede llevarle hacia el santuario más próximo.
Y eso es lo que hicimos atravesando los miles de torii de Fushimi Inari Taisha.
Desde la salida de la estación de metro caminamos hasta toparnos con la imponente puerta Romon, la entrada principal del santuario; después anduvimos hasta el salón Honden de estilo ushikoshi nagashi-zukuri donde un grupo de personas presentaban sus ofrendas y hacían sus oraciones.
Momento icónico
Tras ello, ascendimos hacia el primero de los mil torii para realizar el recorrido sagrado por Inari, recorriendo el pasillo Senbon Torii hasta llegar al santuario interior llamado Okusha Hohaisho, donde las personas continuaban orando.
Elementos ceremoniales sintoístas
Junto al harae, los ceremoniales sintoístas incorporan tres elementos más:
a) Ofrendas: periódicas, preferiblemente a diario. Son alimentos, bebida (sake), arroz, agua, sal y una rama de sakaki.
b) Oraciones: recitación de palabras místicas en japonés clásico por parte de los sacerdotes sintoístas.
c) Banquetes: al final de cualquier ceremonia sintoísta, un sencillo acto de culto ante el altar tras el cual tiene lugar el naorai, que se traduce literalmente como “comer en compañía de los kami”.
Ritos que vimos
En todos los templos sintoístas a los que entramos, vimos ritos por parte de otros visitantes japoneses: o bien se paraban a rezar debajo de los Boddisathvas, o bien encendían un incienso delante de los santuarios.
Es curioso el hecho de que nadie enseña a los japoneses a orar ni participar en los ritos, se hace por simple observancia de las costumbres.
En resumen, el sintoísmo es una fe que se transmite de corazón a corazón, a veces sin necesidad de palabras; observar los ritos y acompañar a la gente en sus oraciones es más que suficiente para vivir el shintō, aunque nunca podamos entenderlo en su total alteridad.
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