El Velo
A Ramiro, quien alumbrará pronto a su criatura.
También conocido como «La Periferia» o «Limen», dícese de aquello que habita en los límites de la razón humana.
Aparentemente, El Velo tiene la capacidad de restringir el desarrollo mental de una persona, evitando su potencial demencia. También puede retirarse a voluntad del umbral de lo ininteligible, permitiendo el acceso a las ideas puras que hay más allá. Las razones de su retiro son desconocidas, siendo imposible percibir su existencia mientras permanece estático.
Más allá de la experiencia subjetiva de los sujetos, las manifestaciones de El Velo son observables a través de los delirios de los mismos: adopta la forma de una verborrea de saber incontrolable, de origen no experiencial y grotescamente vertiginosa. En el mejor de los casos, los delirios acaban con la cordura de quien los sufre; en el peor, inducen precipitadamente al suicidio.
Existen distintos grados de delirios. En los grados más leves, El Velo se retira parcialmente, dosificando el acceso a las ideas. Los sujetos que han experimentado esta primera fase afirman haberse dado cuenta de que vivían con un frustrante tope en la cabeza, reconociéndolo como el límite de sus capacidades intelectuales. Al menos, hasta que «esa cosa imbricada en el techo de sus pensamientos se movió como un paño delicado», permitiéndoles acceder al conocimiento sin la intervención de los sentidos.
Desde La Llama Azul, hemos bautizado el poder de El Velo como «El Don Aciago» y hemos identificado que actúa con predilección sobre los miembros de esta y otras organizaciones, que estudian los eventos y objetos sobrenaturales.
El miedo crece entre los nuestros. Algunos han renunciado al cargo, mientras que otros viven con el miedo a teorizar en exceso sobre la auténtica naturaleza de las anomalías. Temen captar la atención de El Velo y provocar su acción. La desesperación se extiende como una plaga.
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