Mujeres artistas en el Barroco
Hay mujeres artistas, como Artemisia Gentileschi, cuya representación de personajes femeninos destila tanta fuerza, garra y empoderamiento que podemos hacer una lectura de sus pinturas en clave feminista. ¿Esto significa que Artemisia fue una mujer feminista? no desde los parámetros del feminismo moderno, pero Artemisia sí constituye un símbolo inequívoco para la historiografía feminista, por su búsqueda de la libertad y la violencia subversiva que destilan sus imágenes, en tanto que ha sido elevada a la categoría de icono por su independencia e irreverencia palpables.
Hoy seguiremos explorando las diversas obras de mujeres artistas basándonos en Breve historia de las mujeres artistas, una excelente guía de bolsillo de la autora Susie Hodge.
Mujeres en el Barroco
El Barroco es un estilo artístico del siglo XVII y XVIII instigado en Roma que obedece principalmente a las ideas de la Contrarreforma de la Iglesia católica. El nombre procede del portugués «barroco», que significa «perla irregular» para describir el carácter ornamental de este movimiento.
Con una mezcla de teatralidad, emoción y dramatismo, el Barroco hace un uso muy especial de los contrastes lumínicos y temáticos, así como el uso del color y el desarrollo de una pintura más naturalista. Sin embargo, también coexistió con una vertiente de tipo «clasicista» deudora de las ideas del Renacimiento más pleno.
Ejemplos de artistas
Entre las mujeres artistas del Barroco más famosas, cabe destacar a Artemisia Gentileschi, Josefa de Óbidos y Elisabetta Sirani.
Artemisia Gentileschi
Artemisia (1593-1656) fue una de las grandes exponentes de la escuela romana de Caravaggio. A pesar de estudiar en el taller de su padre, donde aprendió la técnica del dibujo, tuvo que saltarse muchas restricciones impuestas en su época. A Artemisia, que ocupa un lugar destacado entre las mujeres artistas de la Historia, se la ha comparado con la pericia del maestro del tenebrismo por sus célebres pinturas naturalistas. En ellas, representa a personajes femeninos muy poderosos, de la talla de Judith, Betsabé o Cleopatra que, para María Teresa Alario (historiadora y curadora de arte), poseen rasgos o cualidades que pueden leerse en clave feminista. Artemisia conoció a Sofonisba Anguissola y a Anton Van Dyck en Venecia, pero mantuvo una carrera itinerante entre distintas ciudades italianas: Roma, Florencia, Venecia, Nápoles…(incluso Inglaterra).
A pesar de que ha trascendido la historia sobre todo por la impresionante violencia que destila su «Judith decapitando a Holofernes« (cuadro interpretado como una venganza personal de Artemisia por la propia violencia que ella había vivido), Artemisia no solo pintó mujeres «fuertes» o «temibles» (habría que preguntarse: ¿temibles para quién?). También la ocuparon imágenes religiosas convencionales, tal y como nos recuerda en su crítica de arte Judith W. Mann, acomodándose en otras ocasiones a los gustos de una clientela masculina. A pesar de ello, es innegable la actitud de especial coraje, fuerza física y moral que reflejan las protagonistas de algunas de sus creaciones.
Josefa de Óbidos
Josefa (1630-1684) fue una pintora y terrateniente nacida en Sevilla. Es una artista icónica por haber traído a España el gusto por el género del bodegón y su obra influyó notablemente en el barroco portugués. Siendo la mayor de siete hermanos, Josefa aprendió en el taller de Francisco de Herrera el Viejo, donde también trabajaba su padre. Su trayectoria artística consta de 2 fases fundamentales: una de influencia española (con bodegones al estilo sevillano) y otra de tipo naturalista, con escenas sacras e influencias del arte oriental. Uno de sus mayores éxitos fueron los encargos que le llegaban desde Extremadura, siendo esto posible gracias a su emancipación jurídica para firmar contratos y realizar negocios sin autorización paterna, algo insólito en la época.
Es decir, Josefa logró cobrar ella misma sus piezas y comprarse los materiales pictóricos para elaborarlas. Una curiosidad es que esta artista trabajó en el taller de su padre hasta su muerte y firmaron de forma conjunta las obras en varias ocasiones. Eso sí, renunció a su parte de la herencia en beneficio de sus hermanas y aprovechó sus visitas a conventos para motivar a las monjas a que buscaran su autonomía económica a través de las manualidades y la pastelería. Toda una crack.
Elisabetta Sirani
Elisabetta (1637-1665) nació en el seno de una familia de artistas de Bolonia. Se formó en el estudio de su padre y, más adelante, fundó una academia para otras mujeres artistas.
Algunos estudios apuntan a que sus habilidades artísticas llegaron a superar a las de su progenitor y hermanas menores, convirtiéndose en el principal sostén económico de su familia gracias al éxito de su taller. Trabajó de forma maestral géneros como el retrato, la alegoría, la pintura religiosa, las escenas de género, la pintura de historia y la pintura mitológica.
- Otras fuentes:
Wikipedia, Alario Trigueros, Teresa (2008). Arte y feminismo. Yourbody is a battleground).
Y tú, ¿conoces más mujeres artistas del Barroco que te gustaría destacar? Déjalo en la caja de comentarios.
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