Historia de la astrología (1): Prehistoria y Protohistoria
«Escribir una historia de la astrología no es una tarea fácil«. Estas son las palabras con las que comienza el libro «Astrología: una historia desde los inicios hasta nuestros días» de Kocku von Stuckrad, profesor de la Universidad de Ámsterdam en la Cátedra de Historia de la Filosofía Hermética.
Sin embargo, a través de su obra, trataremos de hacer un breve repaso por la historia del astrología desde la Edad de Piedra hasta la actualidad. Lo haremos exponiendo sus hipótesis y abriendo muchas preguntas que esperamos que algún día encuentren una respuesta científica. ¿Listo/a para el viaje?
Orígenes de la astrología
Esta no es una cuestión fácil de abordar. Actualmente, la astrología se entiende como «el estudio de la posición y el movimiento de los astros, a través de cuya interpretación se pretende conocer el destino de las personas y pronosticar los sucesos terrestres«. Sin embargo, en la época primigenia, la astrología y la astronomía (ciencia natural que estudia los cuerpos celestes del universo) no eran ámbitos separados.
Por ejemplo, si queremos fijar el origen de la astrología en las primeras especulaciones del ser humano sobre el Sol, la Luna y los astros celestes, algunos autores dirán que la astrología clásica deriva de la cultura mesopotámica, otros que la astrología nunca habría tenido un gran auge sin el pensamiento sistemático-científico de los griegos, y los egiptólogos defenderán la influencia de la cultura egipcia en la historia de la astrología. Por otro lado, también habrá estudiosos de la Prehistoria (antes de la constancia de documentos escritos) y la Protohistoria (período de transición entre la prehistoria y la historia del que no se poseen testimonios escritos, pero sí algunas referencias en tradiciones orales) que advertirán de que, en la Europa de la Edad de Piedra, hay notables conocimientos astronómicos documentados. Pero debemos avanzar con mucha precaución.
¿Astrología en la Edad de Piedra?
El problema de investigar cualquier cosa en esta época es que no podemos contrastar los hallazgos arqueológicos con fuentes literarias, porque no existen. A diferencia de Mesopotamia o Egipto, los testimonios prehistóricos se tienen que interpretar en el contexto de su propio hallazgo (el conjunto arqueológico) teniendo en cuenta las características culturales de una época y zona determinada.
Partiendo de esta base, existen descubrimientos recientes que muestran una simbología astral en objetos de adorno y herramientas (es decir, que contienen imágenes de astros). Este hecho hace suponer a algunos científicos que la Europa del Neolítico y la Edad de Bronce estuvo marcada por una especie de «culto solar».
Sin embargo, hay que ser cuidadosos con este concepto generalista, porque suponer que el Sol y la Luna tenían un significado religioso nos traería consecuencias mitológicas, rituales y sociales muy diferentes, y aunque encontremos círculos de rayos en bandejas o anillos, estos objetos por sí mismos no nos dicen nada esclarecedor sobre su posible función religiosa. Tampoco nos hablan del papel que pudieron haber tenido los sacerdotes en dichas comunidades. Para llegar a trazar hipótesis religiosas, siempre vamos a tener que recurrir a más informaciones del conjunto religioso y estudios comparativos.
Escandinavia en la Edad de Bronce
A pesar de lo ya comentado, la investigación de algunas culturas donde se han hallado un gran número de objetos arqueológicos ofrecen un buen cuadro diferenciado con buenas posibilidades de comparación.
Por ejemplo: la Escandinavia de la Edad de Bronce (Dinamarca y el sur de Suecia) dio una enorme importancia religiosa al Sol y a su movimiento en el cielo, y dicho interés se visibilizó a través de acciones rituales. ¿Cómo se sabe? porque un gran número de representaciones de naves poseen una constante iconográfica, ya que determinados conjuntos simbólicos solo se encuentran en trayectos de barcos que navegan de este a oeste, mientras que otros solo aparecen en el sentido justamente inverso. Y eso no puede ser una casualidad.
Por otro lado, si partimos de la idea de que el Sol tuvo una importancia religiosa en la Prehistoria de Europa, cabe preguntarse si, además de la mitología, también hubo un desarrollo astrológico del tema. Y para acercarnos a la cuestión, necesitamos considerar la importancia religiosa del calendario que veremos a continuación.
Círculos de piedra, sombreros y discos
Si hay una constante en la historia de la astrología, eso son los calendarios. Un calendario no era simplemente un instrumento para medir intervalos de tiempo, sino una herramienta para determinarlo cualitativamente en un contexto religioso. Más allá de los famosos círculos de piedra, algunos científicos quieren reconocer en ciertos objetos, como artefactos y conos de oro de la Edad de Bronce, la presencia de dichos calendarios.
a) CÍRCULOS DE PIEDRA
Stonehenge es la más famosa de todas, pero no la única (hay muchas construcciones entre el 3.000 y el 1.700 a. C aproximadamente). Mediante estas formaciones circulares, se han podido reproducir con exactitud los movimientos del Sol a través de los 4 puntos cardinales y la salida de las constelaciones.
¿Cuáles son las hipótesis sobre esta construcción? Por un lado, algunos sospechan que Stonehenge es un observatorio astronómico, otros que es un centro de culto y unos últimos que se trata de un calendario.
Sin duda, la orientación exacta de los círculos de piedra y las murallas que los rodean son una muestra inequívoca del esfuerzo por reproducir un escenario cosmológico de los procesos astrales (es decir, celestes o de los astros). De hecho, investigadores como John North sostienen que es una auténtica cosmogonía materializada en piedra.
En definitiva, podemos partir de la idea de que las formaciones circulares tienen un papel de culto en el contexto religioso de clara inspiración cosmológica, y que las personas de esta época daban una visible importancia a los ciclos solares y lunares.
b) SOMBREROS CÓNICOS DE ORO: ¿CALENDARIOS?
Según Wilfried Menghin, ex-director del Museo de Prehistoria y Protohistoria de la ciudad de Berlín, existieron castas sacerdotales en la Edad de Bronce europea. Custodiaban un saber secreto, un supuesto «culto al Sol» y actuaban como una especie de «señores del tiempo». Estos se colocaban conos de chapa de oro a modo de sombreros para consolidar mágicamente su autoridad, y presentan una serie de líneas, relieves y hendiduras en la superficie cuya ornamentación ha interpretado Menghin como datos astronómicos y un calendario de engorrosísimo cifrado.
Esta teoría ha sido recibida con mucho escepticismo por una parte de la comunidad científica. El autor que estamos siguiendo, Kocku von Stuckrad, cree que debe excluirse de una cultura ágrafa (una cultura que no sabe escribir) la capacidad de establecer complejidades matemáticas para producir un sistema de calendario astronómico. Esto se debe a que los modos de complejo cálculo de lo astral que propone Wilfried Menghin parecen no concordar con el desarrollo cultural de las personas de la Edad de Bronce.
c) EL DISCO ESTELAR DE NEBRA (3.600 a. C)
Dice von Stuckrad que fue hallado en 2002 en Nebra (Sajonia-Anhalt, actual Alemania) un disco con una representación del cielo (otras fuentes afirman que el hallazgo se realizó en 1999, pero fue rescatado de una red clandestina 3 años después). Se trata de uno de los hallazgos astrológicos más importantes del último siglo. Venía con un conjunto de espadas de bronce con empuñaduras de oro, mientras que el disco poseía imágenes de estrellas y del Sol y la Luna. Es, hasta la fecha, del documento más antiguo de una cosmología (actualmente la Cosmología es la parte de la astronomía que estudia las leyes generales, el origen y la evolución del universo) en la temprana Europa.
La hipótesis de los investigadores de la Oficina de Arqueología de Sajonia sostiene que el disco refleja las manifestaciones celestes observadas en el lugar del hallazgo. No obstante, su interpretación no es fácil: ¿representa el Sol y la luna o la Luna llena y la Luna creciente? ¿Los siete puntos dorados agrupados son las Pléyades? ¿Las figuras en forma de hoz son también la Luna? en tal caso… ¿por qué aparecen dos? ¿O es que representan a una «barca celeste» en la que el Sol navega durante la noche? ¿Una de esas hoces puede tratarse de la Vía Láctea? Estas y muchas otras cuestiones siguen sin aclararse, a pesar de que varias especulaciones hablan de una conexión entre la «religión central» de Europa con el Antiguo Oriente y Egipto. Y estos son lazos que no pueden excluirse, pero tampoco demostrarse.
¿Qué nos queda, entonces?
Por el momento, lo único que nos queda es atribuir a algunas partes de la Europa protohistórica un interés astronómico y enormes capacidades arquitectónicas para levantar los círculos de piedra en un contexto religioso.
Es probable que en los primeros milenios antes de nuestra era haya habido ciertos tipos de religiones astrales, posiblemente influidas por Oriente Próximo. Pero es una probabilidad, no una certeza. Los humanos arcaicos reducían lo que observaban en el cielo a una serie de reglas precisas, con una pretensión que hoy en día podemos tildar de «científica» por su esfuerzo de precisión.
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