Budismo en Kyoto: 3 lugares imprescindibles
Quien viaje a Kyoto, la vieja capital de Japón, no puede perderse 3 lugares budistas imprescindibles que ver en Kyoto. Estas tres paradas forman tres complejos arquitectónicos paradigmáticos para el budismo: El To-ji, el Kinkaku-ji y Kiyomizu-Dera.
1. El To-ji
El templo To-ji es el primero de los grandes emblemas de la arquitectura budista de Kyoto.
Se ubica en el centro de Kyoto y forma parte del Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO.
El templo está dedicado al budismo shingon, usualmente conocido como budismo “esotérico” o “tántrico”. Dicha secta enseña que la iluminación es una meta posible de alcanzar en vida si disciplinamos nuestro cuerpo, mente y palabras.
La filosofía del budismo shingon cree que, a través de diversos rituales, actitudes, mantras y la práctica del yoga y la concentración, es posible alcanzar el estado espiritual del Buddha.
La historia del To-ji se remonta al 794, cuando la capital de Japón se transfirió de Nara a Kyoto. Para ello, se construyeron dos grandes templos guardianes al este y al oeste de la entrada principal de la ciudad.
Aunque el templo del oeste ya no existe, el complejo del To-ji se conserva en un buen estado.
En su momento, el To-ji fue entregado honoríficamente al monje Kukai por parte del emperador Saga (823).
El monje Kukai no solo implantó un centro de referencia para la meditación y la práctica espiritual del budismo, sino también el primer colegio privado de Japón.
Los salones:
a) Kondo (Sala principal)
Es el edificio con la estructura más larga del To-ji. El original se perdió a causa de un incendio en 1486. No se ha podido recuperar nada del edificio original del siglo VIII. El que se levantó en 1603 combina la doble techumbre tradicional japonesa, llamada irimoya, con el estilo tenjiku de la India.
El interior alberga estatuas de Buddha. Están bañadas en pan de oro y ubicadas en orden jerárquico: dos bodhisattvas menores a ambos lados representando el sol y la luna, y un gran Buddha central, llamado Yakushi Nyorai (el Buda de la Medicina) bendiciendo.
b) Kodo (Sala de lectura)
Se encuentra en el centro exacto del recinto. El edificio original fue construido en el 835, pero ha sido dañado a causa de tifones y terremotos y reparado, por ello, múltiples veces. El edificio actual fue construido en 1491.
En el interior se pueden observar, de nuevo, estatuas de Buddha dispuestas según los mandalas del budismo shingon. Estos mandalas contienen una geometría sagrada y mágica importante, siendo uno de los elementos más importantes de este tipo de budismo.
El mandala representa la iluminación del mundo, una iluminación que se manifiesta a través de las posiciones que adoptan los buddhas en torno a una geometría específica, codificada en dos dimensiones.
Algunas figuras interesantes que aparecen en los mandalas son los Nyorai, los buddhas que ya han alcanzado la iluminación, también los bodhisattvas, quienes han renunciado a la iluminación para salvar las almas de las personas a través de la compasión y la caridad, los Myoo o reyes de la sabiduría, que recuerdan a las personas la necesidad de una vida austera, y en último lugar, los Tenbu o guardianes que protegen al resto de personajes.
c) La pagoda
Dada la adversa climatología nipona, la pagoda del To-ji, un tesoro nacional que ha sido reconstruido hasta en cinco ocasiones a causa de incendios.
Se trata de la pagoda más alta de todo Japón, con una altura que alcanza los 55 metros, construida genuinamente en el siglo IX, aunque la pagoda que podemos ver ahora es del 1644.
Pese a su destrucción a causa del fuego, la pagoda está ingeniosamente diseñada para recoger las vibraciones telúricas y absorberlas a lo largo de todas las partes que componen la estructura, perdiendo su fuerza a medida que avanzan hacia la cúspide.
Todos los niveles se mueven independientemente, por lo que, si un nivel se cae, el otro resiste, y así consecutivamente. En cuanto al simbolismo, la pagoda es el recinto que acoge las reliquias históricas del buddha (shariden) las cuales no están disponibles para los visitantes, excepto en ocasiones especiales.
A través de la guía en formato papel que nos dieron, pudimos saber que las estatuas apuntan hacia las cuatro direcciones y que las pinturas y motivos religiosos se dispersan por los pilares y los muros internos.
2. Segunda parada: Pabellón Dorado o Rokuo-ji
El Rokuon-ji es un pabellón dorado ubicado en Kyoto que también contiene las reliquias del buddha y que conforma un complejo arquitectónico denominado “Templo Rokuo-ji”. No vamos a describir todo el conjunto detalladamente, aunque sí queremos mencionar algunos edificios interesantes que complementan otro ejemplo más de la arquitectura budista de Kyoto:
Destaca el Sekkai-tei o Casa del Té edificada durante el período Edo a base de bambú. Su particularidad consiste en que, desde su interior, se puede observar el Pabellón Dorado al atardecer. Es el momento en el que su belleza se convierte en un espectáculo de brillo y color.
También resalta el Fudo-do o templo de la deidad budista Fudo-myo-o. Se erige en el siglo IX por uno de los fundadores del budismo shingon, Kobo-daishi. Existen rituales para el público disponibles durante el Setsubun (a principios de febrero) y el día 16 de agosto.
Pero entrando ya en materia, el edificio que roba todas las miradas (incluida la nuestra) es el Kinkaku o Pabellón Dorado, un templo budista de la secta Rinzai.
El área pertenecía antiguamente a una villa llamada Kitayama-dai cuyo propietario era un terrateniente poderoso, Saionji Kinstsune, hasta que el tercer shogun de la época Muromachi, Ashikaga Yosimitsu, lo adquirió en 1397 para construir su propia villa, a la que llamó Kitayama-den.
Se dice que los jardines representan en este mundo las tierras puras donde habita el Buddha.
La villa no solo funciona como un pabellón de reliquias, sino también lo hizo en su momento como un hall de recepción oficial para el Emperador Gokomatsu-Tenno y otros miembros de la nobleza.
Cuando el shogun Yoshmitsu falleció, la villa que había sido el centro de la cultura Kitayama se convirtió en el templo visitable actualmente. El monje Muso-kokushi es quien estuvo al cargo de este momento histórico, quien se convirtió en el primer abad de la nueva época (llamada así por el propio shogun) Rokuon-in-den.
3. Tercera parada: Kiyomizu-dera
Kiyomizu-dera, también llamado “El templo del agua pura” constituye el último conjunto monumental de nuestro viaje, la última parada.
Fundado a comienzos del Periodo Heian, la Edad Media japonesa, su origen data en torno al año 780 con posteriores edificaciones en la Edad Moderna, sobre el año 1633.
En kiyomizu-dera, complejo al cual se accede a través de un largo paseo ascendente por el distrito de Hagashiyama, repleto de souvenirs y artesanía, lo primero que llama la atención es la presencia del elemento agua a través de las cascadas Otowa que ayudan a comprender el por qué del significado del nombre del templo.
El templo está asociado a la secta budista Hosso. El edificio acoge en su interior desde 1965 la escuela Kita Hosso, y, por ello, aunque la presencia de estatuas budistas es evidente, también existen pequeños santuarios sintoístas que prueban una vez más la capacidad de sincretismo religioso de los japoneses.
Quizá la estatua de Kannon es la más conocida de todas, la diosa de la misericordia y la compasión, que cuenta con once caras y doce brazos. con una iconografía muy al estilo hindú.
Por otro lado, el gran voladizo a modo de terraza de madera de 13 metros de altura es el elemento más característico de Kiyomizu-dera, en el cual puedes pasear, encender una barrita de incienso, rezar a los bodhisattvas o simplemente disfrutar del paisaje, ya que desde allí se puede disfrutar de una vista panorámica de todo Kyoto.
Os dejamos con la información completa de cómo acceder al conjunto, horarios y descripción de la arquitectura aquí.
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