Numen
Del encuentro con lo santo y lo sagrado, la dignidad de las viejas diosas y la fuerza arquetípica. Los símbolos que trascienden las arenas del tiempo y que arrojan luz y sombras a nuestro inconsciente.
Poemas:
A ti, la primera Eva,
te modelaron manos de fuego;
arrojaron en tu corazón
la sombra de la mentira
y el peso de la falacia.
Tú, que fugaste el tesoro del mundo:
de ti descienden las tribus de mujeres
que yacieron en el lecho divino
de las mansiones donde reposan
los repatriados bienes.
Pandora
Parte, zafándose del vino y el esparto
hacia un puerto sin herrumbre
el oro viejo;
En su mano, una sortija
en el corazón del arquitecto, su destello.
El horizonte se acorta.
¿Dónde acaba la tierra y empieza el cielo?
¿Son las olas simples olas
o la curva de Dios en su apogeo?
Ocho cumbres izan el alba,
Ocho fulgores de aliento;
por los corredores infinitos del espíritu
la madre del mundo mana consuelo.
Stella Matutina
Lo vi.
Fue un día polvoriento
de viento azafrán
y calor lúbrico;
Había moscas y escombros
y perros salvajes
que aullaban.
Él estaba quieto,
y desde la ventana
tamizaba la luz del sol
Y la engullía.
Tenía rostro de chacal,
cuerpo de humo,
y la risa incendiada.
Su voz era dulce
y me arrulló suavemente
con el candor que sucede
a la noche en el desierto,
y señaló hacia algo
que yacía tras de mí:
Era mi madre.
Entre sus manos sostenía
un candil prendido, y temblaba,
y en sus pupilas
la culpa y la vergüenza
se echaban hacia atrás.
Ella me ha llamado, me dijo
Y yo debo responder a su deseo.
Desconcertada,
vi cómo la sombra se cernió sobre mí
y me hizo girones la carne,
desahuciándome del mundo.
Desde ese día,
los perros no dejaron de aullar,
y mi madre no volvió a desvelarse.
El Chacal
Relatos de terror
Poemas