Mujeres artistas del Impresionismo
¿Y si en realidad sí que hubo grandes mujeres artistas? En ese caso: ¿Por qué la historia ha decidido vetarlas consciente y sistemáticamente? En esta sección rescataremos un buen puñado de ejemplos desde el Renacimiento hasta la actualidad para repasar las biografías y trayectorias artísticas de mujeres artistas que hicieron grandes aportaciones a los estilos y movimientos artísticos.
Para ello, nos basaremos en Breve historia de las mujeres artistas, una excelente guía de bolsillo de la autora Susie Hodge, así como en el volumen Ismos: para entender el arte moderno de Sam Philipps.
Impresionismo
En 1874, la Sociedad anónima de pintores, escultores y grabadores celebró su primera exposición independiente en París. Este grupo de artistas rompió con el Salon anual oficial.
Su obra reflejaba un gusto por captar los efectos efímeros de la luz y la representación de escenas cotidianas con pinceladas fugaces de colores vivos. Recurrían a caballetes portátiles para pintar a plein air y a pigmentos sintéticos, pero fueron rechazados por la crítica por dar la impresión de que sus obras estaban inacabadas y recibieron el calificativo despectivo de «impresionistas«.
Ejemplos de mujeres artistas
Entre las mujeres artistas del naturalismo podemos destacar a Berthe Morisot, Mary Cassatt, Marie Bracquemond y Eva Gonzalès.
Berthe Morisot
Berthe Morisot (1841-1895) nació en el seno de una familia de la alta burguesía y era descendiente del pintor rococó Jean-Honoré Fragonard (nieta o sobrina-nieta). Aprendió a dibujar como parte de las virtudes que una «señorita refinada» de su estatus debía adquirir, pero se saltó la tradición para dedicarse a un estudio del arte profundo junto a Jean-Baptiste-Camille Corot (1796-1875).
Mantuvo una relación de amistad con Édouard Manet (1832-1883) quien se acabó convirtiendo en su cuñado. Ambos recibieron influencias artísticas mutuas. Durante las exposiciones impresionistas entre 1874 y 1886, de las cuales se llevaron a cabo un total de 8, Berthe participó en 7 de ellas (se ausentó de la de 1879 por una dolencia de su hija). Su relación con el grupo fue muy estrecha, y tras la muerte de Édouard Manet en 1883, organizó una exposición en su honor con la ayuda de Claude Monet, Émile Zola y otros artistas.
Entre sus obras, podemos destacar «El espejo psiqué» (1876), un óleo sobre lienzo presentado en la exposición de los impresionistas de 1877 cuyo título, Psyché, se debe al nombre con el que se conoce a un tipo de espejo abatible. En la imagen observamos a una mujer que entalla su holgado camisón blanco con sus manos, «imaginando quizá el efecto del uso de un corsé» según nos cuenta el Museo Thyssen. Destaca la luz de las dos ventanas entre las que se encuentra el espejo en el que se observa y los reflejos sobre éste que establecen una viva gama de tonos pálidos. Además, la joven muestra una actitud coqueta, con el hombro izquierdo al descubierto y girado hacia el espectador.
Mary Cassatt
Mary Cassatt (1844-1926) es considerada una de las «tres grandes damas del Impresionismo» según un crítico de 1894. Nació en Pensilvania y fue la única estadounidense en trabajar junto a los impresionistas de París. Su familia se opuso firmemente a su deseo de ser una pintora profesional, pero Mary acabó cursando estudios de arte durante cuatro años en la reconocida Pennsylvania Academy of Fine Arts antes de trasladarse a París.
En la capital francesa continuó su formación con el pintor y grabador Charles Joshua Chaplin (1825-1891) y con el pintor de historia Thomas Couture (1815-1879). Mary trabajó con diferentes técnicas, tales como óleos, grabados y pasteles, y Edgar Degas (1834-1917) la invitó a exponer con los impresionistas en sus muestras independientes en 1879. Degas influyó notablemente en la obra de Mary, la cual recurrió a elementos de la recién inventada fotografía y del diseño japonés. De hecho, se quedó especialmente impresionada por la exposición de grabados japoneses que visitó en la École de Beaux-Arts de París en 1890.
El tema más habitual de la pintura de Cassatt fueron las escenas cotidianas de una madre con su hijo. En este caso, estamos ante «El baño del niño» (1893), una imagen tierna con una propuesta temática moderna, ya que, aunque nos pueda parecer una obra tradicional, el protagonismo está puesto en la madre que ayuda a su hija a darse un baño de manera muy realista. La escena se muestra desde arriba y la composición en ángulo, destacando los colores vivos y los llamativos estampados que reflejan una inspiración del diseño japonés y de la fotografía.
Y tú, ¿conoces más mujeres artistas del Impresionismo que te gustaría destacar? Déjalo en la caja de comentarios.
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