Arte y cartelería del Corpus Christi
En el artículo anterior, mencionamos la cantidad de obras artísticas que se generaban en torno al Corpus Christi de Granada, con temática religiosa y laica. Uno de los elementos que mejor han caracterizado esta fiesta han sido los carteles anunciadores, cuya historia, evolución e iconografía es realmente interesante.
La cartelería, una expresión cultural propia
Los carteles son parte del patrimonio local y tienen un gran carácter significativo. Forman una expresión cultural propia con una iconografía que bebe de una tradición orientalista de notable presencia en la pintura del siglo XIX en España.
Dicha presencia se deja sentir o bien a través de pequeños y anecdóticos elementos, o bien en escenografías completamente exóticas. Existen similitudes con otros carteles, por ejemplo, de la Feria de Abril de Sevilla con la misma estética «andalucista» con remanentes de la cultura gitana.
El influjo orientalista
El cartel comercial español nació en un momento cultural trascendental con la penetración de nuevas corrientes artísticas como el Modernismo o el Impresionismo.
Los carteles del Corpus Christi de Granada formaron parte de esas nuevas obras que aportaron novedades con respecto al género de la pintura orientalista.
Su inclusión en un contexto sociocultural como fue el fin de siglo y principios del siglo XX los convirtió en una aportación paralela al fenómeno de renacer cultural que vivió la capital nazarí. Además, el reflejo constante del legado de Al-Ándalus fue una referencia constante dentro del orientalismo romántico del que Granada fue su principal foco.
Las artes y la literatura que se generaban a su alrededor forman parte ahora del inmenso catálogo de obras, tanto gráficas, documentales e inmateriales, conservadas en el Museo Casa de los Tiros.
Los carteles del Museo Casa de los Tiros
Muchos de los carteles del museo son narradores de la vida social y cultural dedicados a lo festivo. Contiene diseños ricamente estudiados que desfilaron por la esfera pública de Granada.
Temas como la Alhambra estuvieron y están casi siempre presentes al ser un elemento fijo ya no solo en los carteles que tratamos, sino en toda esa tradición pictórica anterior del siglo XIX. Otros temas constantes fueron las mujeres gitanas, de ojos oscuros y morenas de piel, como las modelos del pintor cordobés Julio Romero de Torres.
Así mismo, encontramos personajes flamencos, guitarristas, bandoleros, etc. Técnicamente encontramos colores aplicados con tintas planas, formas geometrizantes en las figuras de gigantes y cabezudos, y tipografías que se desmarcaron ya de lo que había sido la escritura modernista.
Hay dos líneas generales en las que se organizaron los carteles:
a) Una línea iconográfica contemporánea a los tiempos en los que se creó cada obra con presencia de mujeres, y muy pocas veces hombres, vestidos de principios de siglo, “a la moderna”.
b) Otra línea más orientalista, con poca conexión directa con el presente y que continuó con el gusto de la pintura orientalista precedente. Los personajes cambian en su aspecto y se evocan paisajes lejanos. El protagonismo femenino se mantiene a través de bellísimas doncellas huríes.
Asimilaciones
La mayoría de los carteles del Corpus Christi que contienen un sesgo orientalista -especialmente los de finales del ochocientos- recuerdan al neorromanticismo.
Posteriormente, fueron asimilando la estética del luminismo y el modernismo de principios de siglo, pero con cierto signo provinciano y particular, debido al retraso con que las nuevas corrientes llegaron a Granada. Además, el Modernismo comenzó a decaer a partir de 1920, lo que nos revela que su cosecha en estos carteles fue escasa. Por ello, finalmente triunfó más el regionalismo y el tradicionalismo folclórico.
Iconografía
Casi todos los carteles están ambientados en un paisaje urbano con sus tradicionales callejuelas, comercios, gentes, adornos y plazoletas. Esto es una forma de remarcar ese sentido de integridad social del cartel como integrante en una festividad arraigada desde hace siglos.
Dichos carteles son muy grandes, con sentido vertical, aunque existen otros en formato cuadrado, especialmente los anuncios de corridas de toros. Los más famosos corrieron a cargo de artífices de renombre como Isidoro Marín y José Carazo, pues casi siempre ganaban los concursos en los primeros años de actividad del Centro Artístico. Muchas de las características principales de la cartelería española se reúnen en estas obras, pero con un toque propio, aunque mantienen ese carácter de invitación.
Se puso de moda presentar escenarios nocturnos y estrellados en la Alhambra y el Generalife, atestados de la vegetación y con la introducción de ciertos elementos heráldicos y frutas como la granada.
Los principales actores del Corpus son artistas, bailarinas, doncellas y toreros con un tratamiento naturalista. Se trata de un documento indispensable para investigar la moda y folklore de la época, tomados somo símbolos y distintivos nacionales.
Aunque la temática sea religiosa, aparecen elementos relacionados con lo lúdico: pajes, músicos, la tarasca, etc., siendo en muchas ocasiones los únicos protagonistas de los carteles en detrimento de lo sagrado.
Conclusiones
Todos los ejemplos vistos podrían formar perfectamente un género independiente dentro de la pintura local granadina. Su indudable valor artístico e informativo, comparable solamente a las colecciones de carteles de otras ciudades donde el Corpus Christi se vive con gran efusividad.
Afortunadamente, estas obras cada vez tienen más aceptación como patrimonio documental de toda una época gracias al apoyo de las instituciones o sociedades culturales, pues se podrían considerar elementos parlantes de la moda nazarí, gitana o decimonónica, cuyos elementos que más se han repetido son la herencia de los tópicos españoles.
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