Hinduismo: la madre de Asia Parte II
En Hinduismo, la madre de Asia Parte II desvelaremos las claves filosóficas básicas de esta religión. También analizaremos la corriente neo-hinduista extendida principalmente por la India.
Principios filosóficos básicos
La meta espiritual de todo hindú es la iluminación, que consiste en la liberación absoluta del alma.
Para comprender este proceso hay que detenerse en cuatro conceptos básicos que actúan como el sustrato filosófico del hinduismo: Dharma, Karma, Samsara y Moksha.
1. Dharma
Del sánscrito “lo que es obligatorio” es el nombre dado a las leyes religiosas que rigen la conducta.
Los dharma-sutras contienen las reglas que presiden los cuatro estados vitales de la vida de un brahmán. Su equivalente en el canon pali es el Dhamma de la doctrina budista.
Según el Diccionario de Religiones Comparadas de S.G.F. Brandon, Dharma alude a la idea de norma sagrada que inspiró la composición de los sutras budistas (los tres discursos de Buda). Éstos tratan del rito sacrifical, doméstico (grihyasutras) y del comportamiento (dharmasutras).
Más tarde, el Dharma hinduista dio a luz a tratados más extensos como el «Libro de la Ley de Manu» o Manavadhartmasastra. Funcionan como un canon auxiliar junto a los Puranas, poemas que recogen en pareados la tradición oral, mitos, leyendas e historia de la India.
2. Karma
Karma se traduce como “acción”. Es un concepto compartido por el hinduismo y el budismo.
El Karma implica que toda acción, obra, palabra y pensamiento tiene una energía dinámica que se expresa a lo largo de las diversas vidas en el transcurso del tiempo.
También se entiende como una ley de causalidad y retribución inevitable.
Los hindúes creen, en particular, que la individualidad del alma sobrevive en el transcurso de las vidas. Pero el budismo sostiene lo contrario: las personas no tienen un sustrato fijo, sino que se componen de skhandas. Los skhandas son elementos físicos y mentales transportados de un nacimiento a otro hasta que se extingue el poder que los mantiene reunidos. Esto sucede cuando la persona alcanza un estado de nirvana.
Otras religiones han descrito conceptos similares, como en el caso de la tradición hebrea: «lo que se siembra, se recoge».
Por su lado, el jainismo emplea el término “karma” para designar una sustancia que une la materia con el alma, y que actuaría como una realidad física presente en todo el universo.
3. Samsara
Es la sucesión de nacimiento-muerte-reencarnación en la rueda de la vida, que gira sin cesar.
El samsara se concibe como un hecho irrefutable y negativo. Implica un sufrimiento del que hay que liberarse a través de las buenas acciones y la observación estricta del dharma. Se considera que los fenómenos del mundo material forman una especie de ilusión, llamada maya, que entretejen una red sensorial de la cual hay que escapar.
Maya viene a significar “no es” y, según la doctrina que siga, cambia el matiz: para el shivaísmo, que concibe a Shiva como entidad suprema, maya es uno de los tres nudos que nos atan al universo material; para la vedānta es la fuente de la que proviene el universo visible.
Quizá la más conocida es la conceptualización de la rama advaita, para quien maya es la ilusión que nos hace pensar que el alma individual (ātman) y brahman son cosas distintas.
4. Moksha
Liberación espiritual, salvación del samsara y unión con brahman. El alma se libera de sus cadenas materiales cuando consigue vencer las ataduras kármicas que lo sujetan a la rueda de reencarnaciones.
Para ello, existen varias vías prácticas donde la disciplina es indispensable: el conocimiento de uno mismo, la separación consciente de las cosas materiales, la utilización del cuerpo como un vehículo para la elevación espiritual, el control sobre la mente y los juicios, el amor incondicional y la unión con el Uno.
Neohinduismos: sectas y derivaciones
Un fenómeno interesante de estudiar es el del neo-hinduismo. Es un movimiento compuesto por sectas y derivaciones filosófico-religiosas del hinduismo.
Como es una cuestión bastante amplia, vamos a sintetizar los movimientos que nos han resultado más llamativos del siglo XVIII y XIX, pero antes, merece la pena aclarar el concepto de secta según la Ciencia de las Religiones:
«Secta» se traduce del latín como «línea de conducta, partido, bando, escisión, división». Para la Ciencia de las Religiones alude a una doctrina religiosa o ideológica que representa un sector desgajado de la corriente espiritual principal.
La connotación negativa que ha adquirido esta acepción a partir de la década de los 60 en EEUU y 80 en España remite a un fenómeno de control mental, filiación peligrosa y destrucción de la personalidad individual.
Hare Khrisna
Muchas sectas modernas han desarrollado credos y doctrinas potentes en un esfuerzo por depurar o revisar la filosofía antigua de la India.
La Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna (ISKCON) se alza actualmente como uno de los grupos de hinduismo vaisnava más activos fuera de la India, según el Observatorio de Pluralismo Religioso de España. También se definen como uno de los colectivos más visibles en cuanto a acciones proselitistas. Cuentan en su mayoría con conversos de países occidentales.
Como hechos dicho, el ISKCON sigue la rama visnuista o vaisnava, cuya divinidad suprema es Visnú. Este dios se manifiesta en el mundo a través de los avatares de Krishna o Rāma. Los Hare Krishna siguen la lectura y observancia de los Vedas, los Upanishads, la Bhagavad-gītā y el Bhagavata-purana. Además cuentan con varios templos en España a los que podéis acceder aquí.
Aunque la filosofía espiritual proviene del medievo, como el sivaísmo (adoración del Siva como entidad suprema) no es hasta el siglo XX cuando adquiere un carácter institucional. Lo hace de la mano del bengalí Bhaktivedanta Prabhupada (1896-77) quien fundó la asociación del ISKCON en Estados Unidos.
Los Hare Krishna comparten creencias comunes al hinduismo tales como el karma, el vegetarianismo, el estudio de los textos sagrados, la meditación, la recitación de mantras y la reencarnación. Pero, probablemente el aspecto más llamativo de esta escisión es su consideración sobre Krishna:
«Aunque Dios es conocido como la persona más importante, su forma y personalidad es aún desconocida (…) muchos teístas piensan que Dios no tiene forma, y las representaciones del Señor Krishna tocando la flauta son comunmente descartadas como representaciones mitológicas y pintorescas de lo inefable, de lo divino, que no tiene rostro (…) Sin embargo, hay una evidencia abrumadora que sugiere que la Persona Suprema no es abstracta en absoluto: en los Vedas se puede descubrir que la Verdad Absoluta tiene formas personales (…) como todo en nuestra experiencia, que tiene forma y cualidades. Los escritos védicos describen en detalle los nombres, actividades y asociaciones de la Persona Suprema. Krishna es como Él se refiere ante aquellos que están interesados en su supremacía, personalidad trascendente y gratitud«. (ISKCON, Beliefs)
Brahma Samaj
Esta Iglesia teísta llamada la «Sociedad de Brahma» fue fundada en Calcuta en 1828 por Ram Mohan Roy con el fin de establecer el culto al «Ser eterno, inaccesible e inmutable, Autor y Conservador del Universo».
El sucesor de Ray, Debendranat Tagore (1818-1905) revivificó la secta tras la marcha del intelectual a Inglaterra, que acabó momentáneamente con el movimiento.
Aunque originalmente era un movimiento que predicaba la «Vuelta a los Vedas» rápidamente se desprendió del politeísmo que habitaba en ellos para abrazar la iluminación de todas las religiones del mundo sin llegar a adherirse a ellas.
El pensamiento central del Brahma Samaj consiste, pues, en buscar doctrinas fundamentales que forman la base de las religiones verdaderas, aceptando todas las doctrinas como su credo, conviviendo con la convicción personal de la existencia de un Dios Supremo nunca encarnado.
Comparten la creencia en la inmortalidad del alma humana, en la salvación por el arrepentimiento y la necesidad de practicar la bondad. El culto público no comprende peregrinaciones, ritos, ceremonias ni sacrificios sangrientos, sino que se centra en las prácticas beneficiosas para la sociedad de brahmas que, en principio, parece no tener castas.
Arya Samaj
Del sánscrito «sociedad de los nobles» es una secta hindú teísta fundada en Bombay en 1875 por Swami Dayanad Sarasvati (1824-93). Su grito de combate era el mismo que en el Brahma Samaj, «vuelta a los Vedas», la revelación divina más pura.
Su credo oficial está compuesto de un decálogo que reconoce a Dios como la causa primera de todas las cosas, al que se le atribuyen cualidades como justicia, verdad, omnipresencia, omnipotencia, misericordia, infinitud e inmortalidad.
Es un Dios no engendrado y en quien se ha de concentrar el culto a través del verdadero conocimiento que ofrecen los Vedas, que han de ser leídos y escuchados, entendidos y predicados atentamente.
Todo arya debe mantener la disposición de recibir la verdad y rechazar el error considerando, antes de cada acción, las posibilidades de caer en el bien o en el mal. El mal se relaciona con la ignorancia, que debe desaparecer siguiendo un camino de perfeccionamiento. La sociedad del Samaj también se preocupa del físico, que ha de cuidarse y mejorarse junto al espíritu y la mente, y se opone al sistema de castas, el casamiento infantil, el consumo de alcohol y la idolatría, encontrando una fuerte oposición al cristianismo y el Islam.
Geográficamente, este movimiento se concentra en Lahore (Pakistán) y Ajmer (estado de Rayastán, India) y se extiende por las Provincias Unidas (India Británica) y el Punjab (Pakistán) evidenciando lo que venimos diciendo desde un principio: la influencia del hinduismo se deja sentir por todo el continente.
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