El museo como concepto
¿Un museo es una institución en la que se adquieren, conservan, estudian y exponen objetos de valor, como las obras de arte, o es algo más? ¿El museo es algo real o es solo un concepto?
Partimos de preguntas difíciles de asimilar y responder. ¿Cómo es posible que alguien se plantee si un museo es algo real o, por el contrario, pertenece al plano de lo virtual? Para dar con algunas de las claves que nos hagan entender el museo como concepto, recurriremos al volumen “El museo virtual” de Bernand Deloche, catedrático de Filosofía del Arte por la universidad de Lyon y Miembro del Consejo Internacional de Museos (ICOM).
Orígenes del museo
El museo nace de la necesidad de los humanos de acumular y custodiar objetos de valor en espacios seguros. Los primeros museion nacieron en Grecia, y su nombre significa “templo o lugar de las musas”.
Las musas eran divinidades que acompañaban a los artistas, por lo que podemos deducir con facilidad la conexión original entre el espacio museístico, la religión y el arte.
El museion de Alejandría (280 a.C) es el más conocido de la Antigüedad, y perteneció a la época de la Grecia Helenística. Fue construido por el lágida Ptolomeo I Soler con la intención de convertirlo en un espacio cultural, a modo de cenáculo para los coloquios intelectuales y de gabinete de objetos valiosos, entre ellos, las obras de arte.
Con la quema de la Biblioteca de Alejandría (246 a.C aproximadamente) el museion desapareció como un espacio cultural, y no fue sino hasta el Renacimiento que volvemos a ver una preocupación real por el concepto. Ahora, bajo el nombre de “museum” el espacio del museo estaba destinado a las obras de arte al servicio del mecenazgo y el poder.
El museo moderno
Entre los siglos XVI al XVIII se empieza a gestar lo que conocemos como el museo moderno, similar al actual, cuando las clases sociales más pudientes gustaban de poseer gabinetes de curiosidades y de almacenar objetos exóticos en valiosísimas colecciones.
Con el tiempo, estas colecciones van ampliando su tamaño y finalmente se disponen bajo la mirada de un gran público, dejando atrás el privilegio de pequeñas élites culturales para disfrutar del arte y del conocimiento en general. La llegada de la Contemporaneidad (a partir del siglo XVIII) supuso un verdadero momento democrático para que el público mayoritario pudiera disfrutar de los objetos de valor, ahora llamados «bienes culturales«.
La irrupción del multimedia
Cuando nos referimos al multimedia hablamos del conjunto de herramientas de comunicación, que aúnan tecnologías convencionales y vanguardistas para difundir el conocimiento.
El multimedia comprende radios, televisiones, periódicos, revistas, pero también audiovisuales como ordenadores, móviles, tablets, etcétera. Esta integración de medios se ha incorporado también en los museos actuales, transformando su identidad tradicional. Esta transformación nos lleva a pensar en el museo como un concepto, en cuáles son sus límites, si es que debiera tenerlos, y qué entendemos exactamente como museo.
El museo virtual
A menudo confundimos lo virtual con lo digital. Lo virtual es aquello que se opone a lo real por definición; lo digital es aquello que suministra información mediante dígitos, es decir, signos que representan números.
Un museo digital es virtual, porque existe en la red, pero no es real, si por real entendemos la dimensión material. Un ejemplo de ello es que podemos «visitar» una exposición temporal sin tener que acercarnos al espacio material real.
En cambio, un museo virtual no tiene por qué ser digital, sino existir en la mente colectiva; puede ser una proyección mental, una idea o concepto. Cuando decimos que el museo es un concepto, nos referimos a su aspecto virtual intrínseco: recorriendo su historia nos damos cuenta que un museo ha sido un templo, una casa, un espacio natural, una institución, un espacio digital e incluso un no-lugar en palabras del antropólogo Marc Augé.
Un no-lugar
El museo puede habitar en un espacio indeterminado e intercambiable que no ha tenido la suficiente importancia histórica para ser considerado un lugar. Pongamos un ejemplo: una cafetería donde hubo encuentros entre artistas importantes que con el tiempo ha pasado al olvido. Un no-lugar es un espacio difícil de señalar y reconocer por su trascendencia.
Un no-lugar es un espacio intercambiable donde el ser humano permanece anónimo. Se trata, por ejemplo, de medios de transporte, grandes cadenas hoteleras, supermercados, áreas de descanso pero, también, de campos de refugiados. La persona no vive allí y no se apropia de esos espacios, con los cuales hay más bien una relación de consumo.
Por tanto, el museo virtual puede ser un no-lugar; puede tratarse de un espacio que todavía no ha cobrado importancia, como una calle por la que transita gente, y sin embargo será un futuro recoveco de conocimiento y sentido histórico. Incluso puede que ya lo esté siendo, pero todavía no existe, y nunca será real como tal. A pesar de que exista el edificio que alberga y es el museo, pese a que lo haga la naturaleza que acoge un museo al aire libre o una calle bohemia de París, hay espacios indefinidos que, sin embargo, son museos.
Conclusiones
¿Dónde empieza y donde acaba el Museo al Aire Libre de Göreme? ¿Se puede reconocer como museo a unas ruinas clásicas a cien kilómetros de distancia del yacimiento arqueológico principal? ¿Puede ser un yacimiento arqueológico, o un valle, o una casa un museo?
De hecho, sí que pueden serlo. Otra cosa es qué entendemos como museo según nuestra convención socio-cultural. Por ejemplo, un político o un economista dirán que un museo es una institución; un semiótico dirá que es un texto, un lenguaje; un historiador dirá que es un espacio donde presentar objetos en perspectiva histórica, y así un largo etcétera.
No hay una definición unánime de qué es un museo, aunque actualmente recurramos a la que nos da el propio ICOM:
Una institución pública o privada, permanente, con o sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, y abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica, expone o exhibe, con propósitos de estudio y educación, colecciones de arte, científicas, entre otros, siempre con un valor cultural»
A modo de conclusión, podemos decir que entender el museo como un «concepto» nos acerca a la compleja realidad de la museología, el campo de estudio de los museos y a la filosofía del arte y los espacios que lo acogen.
-0 Comentario-