Ángeles (2): jerarquías
Mientras que en el anterior post vimos cuál es el origen y la descripción de la naturaleza de los ángeles, en este artículo expondremos las distintas jerarquías angélicas de la teología cristiana.
Apuntes históricos
En la tesis de Escardiel González Estévez sobre “El arquetipo iconográfico de las jerarquías angélicas en la baja Andalucía del siglo XVIII” vemos que las Sagradas Escrituras son bastante escuetas a la hora de exponer un tema como el de la angeología. Lejos de ofrecer una visión coherente y ordenada de la misma, a menudo, los textos intercalan versiones que resultan contradictorias.
Por ello, la patrística (teología paleocristiana) sistematizó el asunto en un tratado titulado “Sobre la jerarquía celestial”. Su autor fue Pseudo Dionisio Areopagita (siglo V), un teólogo y místico bizantino que fue confundido durante mucho tiempo con el verdadero Dioniso Areopagita (Siglo I), discípulo de san Pablo y obispo de Atenas, que nada tiene que ver con este tratado. Pero, lejos de ser una investigación inédita, lo cierto es que Pseudo Dioniso ya contaba con buenos precedentes en el tema de la angelología, como los de san Ireneo de Lyon, Clemente de Alejandría, san Gregorio Magno o san Agustín de Hipona.
“Sobre jerarquía celestial” es un texto que versa sobre los ángeles y su agrupación en 9 coros diferenciados. Una estratificación elaborada con fuertes influencias del sustrato persa, ya que Pseudo Dioniso vivió en Siria y Egipto entre los siglos V y VI.
¿Existen descripciones físicas de los ángeles?
No conocemos su forma original; la Biblia, en principio, los define como seres incorpóreos:
¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación? (Salmos, 104:4) y el propio Jesús añade en otra ocasión: «Porque un espíritu no tiene ni carne ni hueso, como veis que yo tengo»
(Lucas 24:37-39).
Eso sí, en las Sagradas Escrituras los ángeles adoptan ocasionalmente la forma humana para presentarse ante los hombres (Génesis 18:1-19), concretamente la masculina (Josué 5:13-14; Marcos 16:5) y jamás una imagen de mujer.
En las representaciones paleocristianas, los ángeles poseen una apariencia áptera (carente de alas), son de sexo masculino, generalmente imberbes y visten una larga túnica y pallium al estilo de los orantes romanos. Por tanto, para sus representaciones primitivas se tomaron modelos visuales los del propio mundo clásico, que complementaban certeramente la simple imagen de unos hombres comunes.
Por otro lado, la Biblia no recoge el número exacto de ángeles existentes, aunque sí sabemos que, por su naturaleza, este se mantiene exacto: “Los ángeles son una compañía y no una raza, creados por Dios todos a la misma vez y no hay propagación entre ellos; no mueren, por lo tanto, no hay un incremento o decrecimiento en su número” (Lucas, 8:30)
1) Primera jerarquía (participan de la trascendencia divina)
A menudo, dentro de la categoría de «ángeles» se incluyen a otra clase de seres celestiales que conforman la jerarquía más alta: serafines, querubines y tronos. Para muchas personas, estos son “tipos especiales de ángeles”, aunque se trata de un debate abierto en la teología. Lo bueno es que de estas criaturas sí que tenemos descripciones físicas concretas.
1.1) Serafines (aquellos que arden)
Se describen como seres con tres pares de alas: dos cubren el rostro, dos vuelan y otras dos cubren los pies. Arden de amor divino y no se separan del objeto amado, Dios, a quien alaban constantemente.
“Y encima de él estaban serafines: cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, y con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Yavé de los ejércitos: toda la tierra está llena de su gloria (…) Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto (…) Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas. Y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado”. (Isaías 6:12-7)
1.2) Querubines (plenos de conocimiento)
Guardianes de la entrada del huerto del Edén, el arca de la alianza y el camino que lleva al Árbol de la Vida. Se los describe con cuatro caras (humano, león, águila y buey) y cuatro alas, así como con figuras de manos humanas debajo de estas. Revolotean alrededor del trono de Dios y, según la visión del profeta Ezequiel, conducen el carro celestial. Están iluminados por la plenitud de la Sabiduría y comunican la luz divina.
“Entonces la gloria de Dios se elevó de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines. Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis ojos (…) Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y figuras de manos de hombre debajo de sus alas» (Ezequiel 10:18-19).
1.3) Tronos
En los libros de Ezequiel y el Apocalipsis, los Tronos funcionan como los verdaderos carros de Dios conducidos por los querubines. (Ez 1:5-14; Ap 4:6-8). En principio, no existen descripciones físicas de ellos, pero se los suele representar con alas multicolores o como grandes ruedas con muchos ojos. Transmiten la importancia del Juicio Divino a entidades menores.
2) Segunda jerarquía (Ordenan, protegen y revisten el mundo de belleza)
2.1) Dominaciones (Soberanía de Dios)
Según san Pablo de Tarso, las dominaciones existen para enfatizar el poder de Dios y su posición como Señor de todo lo creado. Aunque la Biblia los cita escuetamente, posteriormente se les achacan cualidades como la severidad y la inflexibilidad en la aplicación de la ley divina.
«Porque en El fueron creadas todas las cosas del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles; los tronos, las dominaciones, los principados, las potestades; todo fue creado por Él y para Él.»
Sin embargo, en El Testamento de Adán, un texto apócrifo fechado entre los siglos II y V, se describe a las dominaciones como “jinetes montando caballos rojos que rigen los reinos” y que “«rigen sobre los reinos y tienen en sus manos la victoria o la derrota en batalla«.
2.2) Virtudes (coraje estable)
Portan la gracia divina y el valor. También se les conoce como «ángeles de la guarda». A través de la comunicación, acercan al ser humano a Dios para estar en comunión con él. Inculcan a las categorías inferiores el respeto jerárquico y los mantienen sometidos a Dios. Además, según san Gregorio, son los encargados de realizar milagros.
2.3) Potestades (poder y fuerza de Dios)
Luchan contra las fuerzas malignas. Defienden a la humanidad de los ataques del mal, controlan a los demonios y mantienen el equilibrio cósmico y las leyes físicas. Además, vigilan el espacio liminal entre el mundo físico y el mundo espiritual.
3) Tercera jerarquía (agentes de los ministerios divinos)
3.1) Principados (mando principesco que imita el gobierno de Dios)
Poseen un carácter soberano y autoritario. Gobiernan sobre las naciones del mundo y destacan por su fortaleza. Manifiestan el dominio de Dios sobre la naturaleza y realizan obras milagrosas sobre los elementos.
«Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor» (Efesios 3:10-11)
Para san Gregorio, son los encargados de repartir los bienes espirituales.
3.2) Arcángeles
Son los asistentes de Dios que dirigen y gobiernan sobre las actividades de los ángeles. Cumplen misiones especiales de vital importancia para la humanidad. En la Biblia se dice que existen hasta un total de 7 arcángeles, aunque solo son mencionados por su nombre propio 3: Miguel (jefe de los ejércitos de Yahvé), Rafael (protector de viajeros y enfermos) y Gabriel (mensajero divino). En la iconografía cristiana, poseen las mismas cualidades físicas que los ángeles con alguna simbología diferenciadora, aunque conceptualmente son espíritus incorpóreos como ellos.
3.3) Ángeles
Es la categoría más baja dentro de los coros celestiales, aunque no por ello menos importante. Son el “camino a través del Verbo”, por eso realizan alabanzas constantes a Dios. Para la humanidad son mensajeros de la ley divina, ejecutan los juicios divinos contra sus enemigos y juntan a los elegidos en la segunda venida.
Por tanto, todas las criaturas celestiales, ya sean ángeles o no, conforman un total de 9 coros necesarios para el establecimiento de la gran sinfonía divina.
¿Conocías la jerarquía angélica? ¿Cuál de los coros te gusta más? ¡Nos vemos pronto!
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