Cultos afrocaribeños: el Vudú
En anteriores artículos hemos hablado de cultos afrocaribeños como la Santería o Regla de Ocha, en Cuba, y la Regla de Palo Monte. Hoy, seguiremos profundizando en la heterogeneidad de cultos de esta zona del mundo a través del vudú de Haití y otros países caribeños.
De nuevo, continuaremos con el libro de Urquijo y Calvo Buenzas: «Cultos afrocaribeños, dioses, orishas, santería y vudú«.
El Vudú: conceptos generales
El vudú, también llamado “vudun” o “vodoú” proviene originariamente, como ocurre con la Santería y otras modalidades religiosas afrocaribeñas, de África. Concretamente, de Dahomey y la República Popular de Benín, habitada por la etnia “Fon”.
Los Fon creían en una divinidad compleja y andrógina, Mawu-Lisa, un dios cósmico y regente de los “vudús”, las divinidades subalternas. Por encima de Mawu-Lisa existe otra deidad omnipresente, una especie de demiurgo que se mantiene alejado de este mundo, al estilo del “Olofín” santero de Cuba.
Los problemas mundanos y humanos están a cargo de los “vudús” mencionados anteriormente, también llamados “loas”. Los loas, más que dioses, son personificaciones antropomórficas de atributos divinos. Dichos atributos son realidades energéticas con las que los humanos tienen que conciliarse.
El centro del culto vudú es la lucha por la vida, y se expresa a través de la fuerza vital del universo y todas las criaturas. El origen de la vida es el Ser Creador (Segho) que transfiere parte de su energía cósmica a los loas, que a su vez deben ser alimentados espiritualmente por medio de ofrendas de alimentos o animales.
Posesión de los loas
Los loas pueden poseer a los seguidores de los cultos vudú. A este acto se le conoce como “montarse los loas”, hecho por el cual estas entidades hacen acto de presencia en la comunidad encarnándose y consolando o aconsejando a los miembros. También amonestan a los adeptos, pero, al final, “montarse los loas” es una garantía de que la vida se seguirá transmitiendo.
Tradicionalmente, las comunidades que han seguido el Vudú han sido muy pobres y marginadas, con grandes necesidades que explican el fundamento de su religión: cumplir sus intereses vitales por medio de prácticas mágicas.
Vudú en Haití
El Vudú puede definirse como la religión popular de los haitianos, aunque, como veremos, también se da en otros países. Es una religión sincretista cuyos principales elementos constitutivos provienen de antiguas tribus africanas, creencias cristianas y naturalismos de los indígenas centroamericanos.
Entre las creencias más importantes de Haití, está la figura del Dios Creador, “Papa Bondie” (Papá Buen Dios), también llamado “Granmet” (Gran Maestro). Igualmente, existe la creencia en el alma, que existe gracias a que Papa Bondie insufla de espíritu a los seres y las cosas. En este sentido, el alma para los seguidores del vudú es más cercano al espíritu o fuerza vital. Además, este espíritu o alma se puede manipular.
Para los hatianos, el alma del ser humano se compone de dos partes: el “Gro Boinaj” (ángel bueno gordo) que regresa a África y desde allí juega un papel protector para la familia del difunto, y el “Ti Bonanj” (pequeño buen ángel), una especie de ángel de la guarda que también protege a la familia.
Los loas haitianos
Al estar personificados, los loas (misterios, espíritus, santos) haitianos poseen familia y un emblema o dibujo simbólico (veve) que los representa. A menudo, los loas también sufren un proceso de sincretismo con los santos del calendario católico.
Principales loas haitianos:
Papa Legba: el loa más importante. Es símbolo de fertilidad y siempre se le invoca al inicio de las ceremonias.
Damballah-wedo: junto con Legba, es el más antiguo del culto vudú. Loa de agua y de las fuentes, benéfico.
Los Ogun: loas del fuego, el hierro y la guerra. Son fuertes, violentos y les gusta el ron y las mujeres.
Ezili: loa del amor y de la belleza femenina
Guede: loas de la muerte y de los cementerios. Se les invoca al final de las ceremonias. Destaca el “Barón del Cementerio” y su esposa, la “Gran Brigit o Maman Brigitte”.
Marasa: loas mellizos, investidos de poderes extraordinarios.
Clero haitiano
El conjunto de personas al servicio de los loas y los templos reciben el nombre de “Hunfor”. La sociedad vudú contiene un clero masculino (sacerdotes o Hougan) y femenino (sacerdotisa, Manbo o Mamalua) junto a una jerarquía de subordinados.
El Hunfor también hace referencia al templo o altar donde se celebran las ceremonias. Suele hallarse en medio de un conjunto de viviendas familiares que conforman una familia extensa.
El templo está formado por un peristil o gran sala que es donde se realizan los ritos. El centro posee un poste, llamado “Poto mitan”, símbolo del eje que une la tierra y el cielo, camino por el que se recibe a los loas. Anexo al peristil está el “bagi”, una especie de sancta sanctorum.
Finalmente, el altar y los veve (recordemos que son los dibujos simbólicos de los loa) se marcan en el suelo con polvos de colores.
Vudú dominicano
Tiene diferencias notables con el vudú haitiano. Mientras que en Haití el vudú es la religión del pueblo, en la República Dominicana es una religión es solo una parte de la religión popular, ya que convive con otras manifestaciones como el liborismo.
El vudú dominicano no tiene templos, solo pequeñas capillas locales. No hay un sacerdocio organizado, ni se ofrecen víctimas o animales en sus ceremonias.
Los loas aquí reciben el nombre de “sanses”, y se mezclan con espíritus de antiguos caciques indígenas y personajes difuntos que tuvieron una espiritualidad prominente. También presentan más variedades en cuanto a los atributos de los loas y, en general, es un vudú más simplificado que el haitiano.
Vudú cubano
El vudú cubano se inicia con los esclavos “Fon” que los plantadores franceses llevaron consigo a Cuba desde Haití al proclamarse la independencia del país.
Fruto de varias corrientes migratorias desde 1913 hasta 1941, los negros trasladados como braceros para el corte de la caña mantuvieron sus creencias fielmente, hasta el punto de que el vudú cubano y el haitiano son prácticamente iguales.
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