Cultos afrocaribeños: Abakuá y Santería
En el artículo «Cultos afrocaribeños: orígenes e historia» expusimos superficialmente los orígenes de los ritos de procedencia africana que sufrieron un proceso de aculturación y sincretismo en el Nuevo Mundo. Nuestra tarea en este artículo será la de profundizar en dos cultos particulares: el de la Sociedad Secreta Abakuá y la Santería cubana.
Para ello, nos seguiremos basando en el libro de Urquijo y Calvo Buezas.
Sociedad Secreta Abakuá
Esta sociedad nació en Cuba, en los antiguos cabildos (corporaciones municipales) de esclavos de Carabalí. Se trataba de un grupo étnico muy extenso, comprendiendo subgrupos de sudaneses y bantúes donde los iniciados recibían el nombre de “obonekues”.
La sociedad fue fundada en el pueblo de Regla, en el margen opuesto de la bahía de La Habana. Se extendió posteriormente a la provincia de Matanzas, en torno a 1958, y no existe en ningún otro lugar de Cuba ni del continente americano.
Sus miembros reciben el nombre de ñáñigos, a los que se tenía por hechiceros y practicantes de magia negra en el siglo XX. Pese a ello, los ñáñigos nacieron como una sociedad de ayuda mutua y pacífica.
Su misión era y es la protección espiritual y religiosa contra daños y maleficios por medio de una alianza con seres espirituales. Cada grupo se compone de 13 a 25 “Plazas”, el nombre que desempeñan los cargos de gobierno y sacerdocio. La sociedad solo se compone de hombres, pero las mujeres ancianas pueden ser aceptadas y hablar en las reuniones, que se celebran a puerta cerrada.
Lugares de culto de los Abakuá
En el interior de los lugares de culto se encuentra el Fambá o habitación destinada al “secreto”. El “secreto” es una información metafísica que, según su creencia, fue revelada a una mujer llamada Sikán por parte del dios Abasí. Este secreto se encarnó posteriormente en un tambor llamado “Ekón”, fabricado por un adivino, donde al tocarlo se manifiesta la voz del Espíritu.
Las ceremonias de estas estancias secretas rinden culto a Ekue, los hijos nacidos de la piel del tambor, a quienes se intenta mantener fuertes y alimentarlos. Sus ceremonias secretas son puramente simbólicas, y recrean la historia de la creación del culto: a Sikán, Abasí, Ekue y otros personajes.
La Regla de Ocha, Ifá o Santería
Otro culto de origen africano en Cuba es la Regla de Ocha, Ifá o “Santería”.
Sus inicios empiezan con los esclavos Youba de Nigeria, llamados “Lucumi”, personajes muy fieles a los modelos religiosos de sus antepasados.
Los Lucumi pertenecieron al reino de Ulkami, que desapareció tras la trata de negros. Fueron esclavos muy numerosos durante la Época Colonial.
La Regla de Ocha fue el resultado del contacto entre las religiones africanas y el catolicismo español, del cual surgió una nueva deidad: el “Santo”, y una nueva forma de culto: “la Santería”. Sus seguidores, los Lucumi, recibieron entonces el nombre de “Santeros”.
La Santería no solo se practica en Cuba, sino también en Brasil, donde recibe el nombre de “Candomble Nagó”. También en la Isla de la Trinidad, donde se llama “Changó”. Sin embargo, es la Santería de Cuba la que tiene peculiaridades, al formar un sistema de culto con influencias locales.
Respecto al nombre de Ifá, este se relaciona con la «Tierra de Ifá», los senderos entre la Tierra y el Cielo por el cual transitan los orishas.
Orishas, deidades de la Santería
Los Orishas son el centro de culto de la Santería cubana. Son deidades que representan antiguos reyes o guerreros del pueblo Yoruba, glorificados tras su muerte.
Los Orishas poseen facultades sobrenaturales, y son el cuerpo de una elaborada mitología que comprende también sistemas adivinatorios por medio de caracoles (dologunes), y de la cadena de Ifá, el máximo escalón sacerdotal de los Yoruba.
El fundamento de culto de los Orishas son los linajes de parentesco. Estos desaparecieron con la esclavitud, y fueron reemplazados por las cofradías, dentro de las cuales nació la Santería.
El resto del panteón Lucumi está formado por un conjunto de deidades sin un carácter uniforme en el sistema de cultos. De hecho, cada culto recurre a un número determinado de deidades de acuerdo a su eficacia.
Por encima del panteón existe una divinidad suprema y omnipotente, “Olofín”, que no se mezcla en los problemas cotidianos de los Lucumi. Para solucionar cualquier tipo de disputa, quienes se prestan a ello son los citados santos u orishas.
Ritos y ceremonias de la Santería
“Hacer santo” y “Ofrenda al santo” son las ceremonias más celebradas de la Santería. La primera consiste en la recepción y consagración de un adepto. Se averigua cuál es su ángel guardián o deidades masculina y femenina como protectores espirituales.
La ceremonia de iniciación o “ache ocha” (poder de santo) dura siete días con un retiro posterior de tres meses. Al final del proceso, el iniciado adquiere los poderes de santo.
Por otro lado, la “Ofrenda de Santo” conmemora el aniversario de un santo, ofrece un grado sacerdotal o requiere de favores por parte de gente necesitada. Los días escogidos para estas ceremonias son el 8 y 24 de septiembre (festividades católicas de la Virgen de la Caridad del Cobre y de Ntra. Señora de las Mereces). También el 4 y 17 de diciembre, celebraciones de Santa Bárbara y San Lázaro (Changó y Babaluayé para los Lucumi).
Un elemento fundamental en todos estos días es la danza, que tiene un carácter peculiar según la deidad conmemorada. Expresan los “caminos” por donde las deidades acostumbran a venir al mundo terrenal.
Son bailes que siempre conducen al éxtasis o la posesión como fuga del “yo”, donde el santo cae en dominio de la deidad invocada por los tambores.
Además, en toda fiesta es indispensable ofrecer un sacrificio animal a Elegba, uno de los primeros orishas (mensajero del destino). El sacrificio recibe el nombre de “dar comida al santo”.
La Regla de Palo Monte
Otra creencia para los Lucumi cubanos es la de la espiritualidad del monte. En los montes y malezas cubanas, habitan, como en las selvas africanas, divinidades ancestrales y poderosos espíritus que se temen y veneran.
Es un culto sincrético con elementos de origen Bantú (República popular del Congo), Zaire, Angola y Mozambique. La Regla comenzó a darse en Cuba a raíz de la entrada de esclavos africanos de estas regiones entre el siglo XVII y el XIX.
La esencia de la Regla del Palo Monte es el culto a los antepasados a través de la comunicación directa con los muertos. El animismo y la magia es un contenido secundario dentro del culto.
Los ritos de la Regla del Palo Monte
En principio, se realizan ritos entorno a una cazuela de barro o hierro llamada nganga. El nganga contiene sustancias vegetales, animales, minerales y huesos humanos. El fin último de cualquier seguidor de la Regla del Palo Monte es, por tanto, poseer este nganga para realizar los ritos.
Entre dichos ritos, destaca el de iniciación, llamado “rayamiento”. Consiste en rayarse el cuerpo con un instrumento afilado y ofrecer bebidas y animales al nganga. Otro culto destacable es el de “nacer de arriba de nkisi”. Es la entrega del nganga al discípulo tras haber aprendido adivinación y los secretos del monte (uso de hierbas, árboles, etc.).
Cuando se le entrega el nganga al iniciado, este debe seleccionar a su muerto, que será conducido al caldero tras pactar con él para recibir ayuda sobrenatural.
Finalmente, el nuevo ngangualero cumplirá con su nganga por medio de una fiesta de ofrendas, cantos, bailes y bebidas.
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