5 artistas lowbrow que te dejarán con la boca abierta
El arte lowbrow es un término que designa un movimiento de las artes visuales surgido en Los Ángeles, California, en la década de los 80. Es también conocido como “surrealismo pop”, ya que en sus imágenes aparecen muchas figuras e iconos populares, a menudo con un trasfondo sarcástico que cuestiona la moral imperante bajo una estética underground.
Antecedentes: El Bosco
Si hubo un visionario de lo que sería el surrealismo del siglo XX ese fue el pintor Jheronimus van Aken (1450-1516), alias “El Bosco”.
El Bosco no fue propiamente dicho un pintor surrealista, ya que para ello tendría que haber vivido en el contexto sociocultural de los vanguardistas, pero sí que vivió el arte desde una gran libertad compositiva y simbólica. Tal fue así que muchas de sus obras, como “El jardín de las delicias” “Visión del más allá” o “Mesa de los pecados capitales”, presentan una iconografía fascinante, de un claro componente religioso, pero que a fin de cuentas retorcía la realidad hasta el extremo del delirio para presentarnos su lado más oscuro.
Y en este sentido, los surrealistas saben lo que es conectar con el mundo onírico, ignoto e inconsciente, y darle forma material, volcando las pulsiones más bajas de la especie humana a través del arte.
Top artistas lowbrow
I. Mark Ryden
Si hay un icono dentro del arte lowbrow estadounidense ese es Mark Ryden (1963). Ryden, junto a su esposa Marion Peck, son la pareja del surrealismo pop más conocidos de Los Ángeles. Su producción se ubica sobre todo en el género pictórico, abarcando desde portadas de discos tan relevantes como One Hot Minute de Red Hot Chilli Peppers o Dangerous de Michael Jackson hasta colecciones como “The meet show” en las que los vestidos que aparecen en los cuadros inspiraron algunos outfits de la mismísma Lady Gaga.
El estilo de Ryden conjuga a la perfección la inocencia pueril de sus protagonistas (muñecas y nínfulas inspiradas en el rostro de la cautivadora modelo Christina Ricci) en situaciones aparentemente tiernas y naif que esconden un contexto macabro e inquietante. A menudo, con un gran sentido crítico hacia la moral puritana estadounidense y del espectáculo como un acto ritual.
Marion Peck, por su lado, en una línea similar, aborda temas que abarcan desde estéticas a lo “American Gothic” hasta siniestros ambientes de feria y carnaval que bien podrían inspirar cualquier temporada de American Horror Story.
II. Todd Schorr
Con Todd Schorr (1954) bajamos un escalafón más hondo para adentrarnos en un universo donde impera el horror vacuii (miedo al vacío) y la psicodelia.
Schorr fue uno de los primeros miembros del surrealismo pop, y creó un estilo que combina el cómic y el cartoon con narraciones complejas que alcanzan tintes incluso mitológicos.
La técnica pictórica de Schorr es muy depurada: su composición abandona la mística de Ryden y se transmuta en un ente abigarrado y mordaz que funciona como un fiel reflejo de la prolífica imaginación de su creador.
En esta misma línea, cabe mencionar a Robert Williams (1943), dibujante de cómics underground e icono del dibujo clandestino, además de ser el insigne fundador de la Juxtapoz Art&Culture Magazine, revista dedicada al arte lowbrow.
III. Colin Christian
No todo iba a ser pintura, ya que hay escultores como Colin Christian (1964) que saben marcar la diferencia, sobre todo en cuanto a referencias se refiere:
Christian está especializado en esculturas femeninas con inspiración en el cine de Ciencia Ficción, las chicas pin-up de los años 50 norteamericanos, las supermodelos, la cultura Anime, la música electrónica ambiental e incluso la literatura de H.P Lovecraft.
Todo un popurrí de influencias que tienen como resultado la creación de imágenes que parecen recién sacadas de los mundos de Blade Runner, Hellrider, Evangelion y Ghost in the Shell. Un alarde de lo que la cultura visual puede aportar al mundo del arte.
IV. Camile Rose García
Afincada en Los Ángeles, Camile Rose García (1970) es una artista cuyas imágenes podrían emular el reverso tenebroso de la película Alicia en el País de las Maravillas.
Su arte combina la pintura, la escultura y el grabado, con un estilo de historieta que fluctúa entre lo gótico y lo punk, y que bebe del universo alternativo de Philip K. Dick (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?), el inspirador de Blade Runner, y de Walt Disney (más que el que aparece en el cine, el que encontraríamos una tarde navegando por la Deep Web).
A menudo su arte es tildado de “espeluznante”, ya que nos plantea diversas figuras femeninas en claras situaciones de poder (bien por ellas) mientras consuman diversos vicios sin renunciar al elegante y diabólico erotismo que caracteriza a las femme fatale.
Bajo capas y capas de pesadillas extraviadas, Rose García vuelca el lado oculto de la mente inconsciente (aquel que Disney parecía conocer a la perfección) dando vida a un “bajo astral” donde las miradas penetrantes y los tonos ácidos son los grandes partícipes.
V. Lori Earley
Quizá la artista contemporánea Lori Earley (Nueva York) no es tan conocida, pero sus sofisticados retratos son de una calidad excepcional.
Parte de esta nebulosa en cuanto a su fama se debe a una enfermedad contraída por la artista que la mantuvo en un parón artístico durante años, el síndrome de Ehlers-Danlos (EDS) que causa la producción de un colágeno defectuoso. Con todo, y a falta de su regreso estelar al mundo del arte, Earley ha dejado una llamativa producción a sus espaldas donde impera el retrato femenino soft:
Mujeres de rostros ovalados, cuellos desproporcionadamente esbeltos y miradas oceánicas que transmiten fuerza y fragilidad, elegancia y disrupción. Gracias a la técnica del óleo, Earley consigue una textura sedosa y un uso de la luz perfectas para ilustrar a la “Ligeia” de Edgar Allan Poe.
Revistas Lowbrow
La Juxtapoz Magazine de Robert Williams es una de la guía de lowbrow perfecta para ponerte al día sobre lo que se está haciendo en el momento, como un catálogo en vivo.
Otras que también destacan son la Hi! Fructose (con un feed muy estético que entra solo por los ojos), la Forno Magazine (de contenido erótico) o la Raw Vision Magazine (que abarca el lowbrow y todo el arte marginal).
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